| 21 de Marzo de 2024 Director Antonio Martín Beaumont

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Rajoy y Rivera, en una de sus entrevistas en el Congreso
Rajoy y Rivera, en una de sus entrevistas en el Congreso

Los dos "frentes comunes" a los que Rajoy apela para allanarse la investidura

El presidente en funciones no quiere perder ni un minuto y cita para el próximo martes y miércoles a los líderes de PSOE y Ciudadanos. El candidato tiene una estrategia para convencer a Cs.

| Javier Ruiz de Vergara España

La partida de ajedrez en la que ha derivado en los últimos seis meses la política española va a convertirse en los próximos días en un juego de dominó. Y es que Mariano Rajoy, buen aficionado a este juego, sabe que si cae la primera ficha, la de Ciudadanos, esta empujará a la segunda, la socialista, y la ansiada investidura quedará por fin desbloqueada.

Sin embargo, el entorno del presidente en funciones sabe que Ciudadanos y PSOE no van a ponerle al PP las cosa nada fáciles, por lo que Rajoy ha decidido no esperar más y citar el martes en el Congreso a Pedro Sánchez y, un día después, a Albert Rivera.

Tras recibir el encargo oficial del Rey Felipe VI para tratar de formar gobierno y mientras arrecia la polémica sobre si Rajoy está obligado a acudir al trámite de ser investido en el Congreso -se apela a la ambigüedad del artículo 99.2 de la Constitución-, Rajoy ultima una estrategia para tratar de desbloquear el colapso vigente. El plan pasa fundamentalmente por convencer al líder de Ciudadanos, por que en el PP se sigue creyendo, como en el resto de partidos, que un cambio de actitud de Rivera conllevará un inevitable movimiento de Sánchez.

En este sentido, muchos dirigentes socialistas apelan a una gráfica frase del presidente extremeño. "A ver quién es el guapo -ha dejado dicho Guillermo Fernández Vara- que impide la investidura a un candidato con 170 escaños".

Lo que une, lo que separa y una amenaza que planea

Rajoy, como avanzó este jueves, va a "redoblar" sus "esfuerzos" para tratar de convencer a Rivera para que Ciudadanos vote sí. Para ello va a enarbolar dos banderas que llevan de la mano PP y Cs: la política económica y el desafío catalán. Respecto a la primera "carpeta", desde el PP se recuerda que desde hace semanas los expertos económicos de ambos partidos han intercambiado "papeles" y que hay total coincidencia en la urgencia de aprobar el techo de gasto para alumbrar los próximos prepuestos para 2017. Tanto el popular Alvaro Nadal como el "naranja" Luis Garicano, mantienen una visión muy similar sobre la senda que España debe recorrer y las reformas que el nuevo gobierno tiene que afrontar desde septiembre.

Pero si hay un asunto en el que Rajoy cree que está obligado a ir de la mano de Rivera es el del contraataque al desafío independentista de Convergencia, Esquerra y la CUP. Los populares reconocen la valentía y el "acervo" de Ciudadanos -está fue la razón de su nacimiento- en esta materia y la respuesta al reto -frente al referéndum de Podemos o la reforma constitucional del PSOE- esta en la misma dirección.

Pero Rajoy cuenta con una tercera baza que, de momento, no quiere usar. El líder del PP sabe que si Rivera revalida y mantiene su bloqueo condenará a España a un gobierno de izquierdas y nacionalista o a unas terceras elecciones. Y Ciudadanos sabe, analizados los resultados del 26J, que estos son dos escenarios que no se puede permitir de ninguna de las maneras.

Las "lógicas reticencias"

Pero los dirigentes del PP, -sobre todo los que habitan en Génova y no tanto en La Moncloa-, reconocen que Rajoy está obligado, ahora sí, a hacer algún gesto regenerador que allane el camino de Rivera para que este pueda presentar ante los suyos el tránsito de la abstención al sí. Este mismo viernes, un dirigente de Ciudadanos recordaba a ESdiario tres noticias de este mismo día: la citación judicial como testigos de Cascos, Acebes, Arenas, Rato y Mayor Oreja por el "caso Bárcenas", la nueva imputación por otro delito de Francisco Granados y la petición de la Fiscalía al Supremo para que acuse de blanqueo a Rita Barberá. La mochila más pesada del PP de la que Rivera no quiere hacerse cargo.