| 28 de Marzo de 2024 Director Antonio Martín Beaumont

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Lucía Pariente está decepcionada con ella misma
Lucía Pariente está decepcionada con ella misma

La madre de Alba Carrillo implora que la perdonen por sus equivocaciones

Lucía Pariente está tocada y hundida tras comprobar con sus propios ojos el resultado de su paso por Supervivientes. Tan noqueada ha quedado que lleva dos días intentando hacerse perdonar.

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Es el no va más. Lo nunca visto. Y es que quién hubiera dicho que a Lucía Pariente se le iría la vida pidiendo perdón. Pues bien, esto es lo que ha ocurrido tras su regreso a Madrid. La realidad es que está tocada y hundida. Aterrorizada ante el reflejo que le devuelve el espejo. A tanto llega el asunto que hace ya dos días que su única razón en el mundo se ha convertido en hacerse perdonar por sus equivocaciones: “Perdón, no hago más que equivocarme”, clama e implora mientras pena.

No sería la primera vez que tocar fondo sirve para volver a empezar. En el caso de la familia Carrillo, lo necesitan. Sin ánimo de ofender, el trío formado por Alba, Lucía y su marido es bastante peculiar. Entre ellos prima la incomunicación y el ruido. El problema aumenta cuando se conoce que están condenados a vivir juntos debido a que los ingresos de los señores Carrillo son exiguos. Así las cosas, el único techo que tienen en Madrid es el de su hija, quien tampoco está dispuesta a abandonar la zona de confort que proporciona toda relación tóxica, como la que reconoció su madre mantener con ella.

Lucía ha comprobado en carne propia que la fama, en ocasiones, es el precio. Ella creía que enrolarse en Supervivientes no le pasaría factura. A lo sumo, sería juzgada por su faceta de concursante. Sin embargo, otros asuntos han salido a la palestra. Por ejemplo, su esposo, que huye como alma que lleva al diablo cuando ve a los reporteros. El hombre asegura no querer saber nada del espectáculo mediático. Se comprende. No obstante, en el aire sobrevuela la pregunta sobre qué tipo de relación mantiene con su mujer. Fue Lucía quien confesó a Jorge Javier que entre ella y su marido no se decían “te quiero” con palabras, sino con gestos.

Quienes conocen a Lucía están preocupados. Nunca la habían visto tan machacada. Y no es por lo que dicen, sino por lo que ella siente acerca de su actuación en Supervivientes. Es tan crítica con su paso por el reality que temen no llegue a perdonarse nunca. En su vocabulario no hay lugar para la palabra “fracaso”, de ahí la preocupación de los suyos. A todo esto se une también el malestar por el daño que ha podido causarle a Alba. Cree que, por su culpa, saldrá en cuanto sea nominada. Ideas y pensamientos negativos que ocupan las noches y los días de una mujer que no encuentra consuelo a su desconsuelo. Esperemos que afloje la soga que se ha puesto al cuello. Así no hay quien viva.