| 26 de Marzo de 2024 Director Antonio Martín Beaumont

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Jorge, 17-Ximo, 0

La Vall es el partido de Jorge, que sólo con su nombre ha conseguido el 65,55 por ciento de los votos de los ontinyentins

| José Luis Torró Edición Valencia

Le mostré al colega junto al que tomaba asiento en la tertulia de la 8TV Mediterráneo, la pantalla del teléfono en la que aparecía un primer dato del recuento de votos municipales. El mensaje era tan escueto como contundente: “2% escrutado, Jorge 16 concejales”.

El colega arqueó las cejas y frunció el ceño en un gesto de recelo. “Un dos por ciento es muy bajo”, me dijo, añadiendo a su frase un gesto de incredulidad. Aproveché la pausa publicitaria para comentarle que los votos contabilizados en una de las mesas del Colegio Martínez Valls ya eran del todo apabullantes. La Vall, denominación del partido de Jorge Rodríguez, se anotaba 192 votos; el siguiente era el Partido Popular, que obtenía 49.

El mismo colega, al que semanas antes le había comentado que Jorge podría revalidar la mayoría absoluta conseguida cuatro años antes, seguía abonado al escepticismo. Según avanzaba el escrutinio tomaba cuerpo un vaticinio, escuchado la noche del pasado jueves de boca de un empresario de Ontinyent: “Jorge conseguirá dieciséis concejales”.
La encuesta publicada por LOCLAR –que había suscitado el recelo de quienes se consideraban minusvalorados por los porcentajes que nuestros lectores les adjudicaban con su voto directo—comenzaba a ser el espejo que reflejaba la realidad socio-política en Ontinyent.

Si el resultado obtenido hace cuatro años por la candidatura encabezada por Jorge Rodríguez (catorce de veintiún concejales) ya sorprendió dentro y fuera de Ontinyent, el de ahora lo hacía en grado sumo. A medida que avanzaba el recuento el número de concejales jorgistas quedaba estabilizado en 17, lo que no hacía sino confirmar un triunfo descomunal.
¿Y por qué tan contundente resultado que, además, dejaba con solo dos concejalías al PP, otras dos para Compromis y ninguna para Ciudadanos, ni Podemos, ni para el Partido Socialista el mismo que había gobernado en Ontinyent durante más de treinta de los últimos cuarenta años?

Que el análisis de lo sucedido pudiera dar para una tesis doctoral de las de verdad, no cabe duda. A falta de la misma, que todo se andará, anotemos algunos datos que pueden ser controvertidos o no; compartidos o rebatidos.

Jorge (repare el lector que se presente sólo con su nombre de pila) ya era alcalde en 2011. Cuatro años después revalida con la contundente mayoría absoluta ya comentada. Más allá de la adscripción política de cada cual, Jorge caía bien a todo el mundo. Se había ganado el reconocimiento de ser atento sin aspavientos y de interesarse por los problemas de sus paisanos tanto si eran de derechas, izquierdas o mediopensionistas. Su éxito, el más importante obtenido por un candidato socialista valenciano en 2015, le abre las puertas de la Diputación de la mano de Ximo Puig.
Alejado de toda sospecha de corrupción para la inmensa mayoría de sus paisanos, las circunstancias de su detención el 27 de junio de 2018 no hacen sino incrementar la incredulidad en buena parte de los ontinyentins.

El capricho de tenerlo una noche entre rejas; las prisas manifestadas por la dirección socialista por desembarazarse del detenido; la sospecha de maniobras orquestales en la oscuridad de las cloacas, abonó la idea de que se sufría el fuego amigo.

La operación Alquería viene a denunciar la existencia de unos contratos que beneficiaban a dirigentes de Compromis y del PSPV-PSOE, pero que en modo alguno hablan de un supuesto enriquecimiento de Jorge que, de manera inmediata, renuncia como presidente de la Diputación, pero se mantiene como alcalde de Ontinyent y comienza a defender su tesis de que el alcalde de Ontinyent lo eligen los de Ontinyent.
La segunda parte de la historia –seguimos con más maniobras orquestales—es la más reciente. El levantamiento del secreto del sumario, tras recibirse en el juzgado unos informes de la UDEF que no informan de nada que no se supiese, desata los nervios de un Puig azuzado desde la dirección socialista con Ábalos como muñidor de la historia.

A Jorge le indican la puerta de salida, sin ni siquiera esperar la apertura del juicio oral y pasándose por el arco de Ferraz la presunción de inocencia. Jorge, que ya había catado la ingrata insolidaridad de los suyos, pone en marcha un nuevo partido incubado en tiempo y forma.

Un nuevo partido del que muchos no saben ni su nombre exacto. Es el partido de Jorge, que sólo con su nombre ha conseguido el 65,55 por ciento de los votos de los ontinyentins. Y ahora, a esperar que los colegas quieran entender las razones de lo ocurrido y votado en Ontinyent.