No es No: frenemos la violencia sexual

“Pasó mucho tiempo en muy poco tiempo”. La violencia sexual es una pandemia mundial. Según la OMS “abarca desde el acoso verbal a la penetración forzada hasta violación en el matrimonio o en el noviazgo; insinuaciones sexuales no deseadas o acoso sexual; abuso sexual contra personas con discapacidades físicas o mentales; violencia sistemática o esclavitud sexual; violación o abuso sexual a menores de edad; matrimonio o cohabitación forzad, sexo bajo coacción o violencia física; violencia que afecte la integridad de la mujer, incluyendo mutilación genital femenina y exámenes para corroborar la virginidad; abortos forzados o negación al derecho de métodos anticonceptivos o para evitar las enfermedades de transmisión sexual”.

Estamos hablando de violencia, de formas agresivas, coactivas e intimidatorias, que una vez aparecidas introducen el miedo, el terror en un ser humano, en este caso a la mujer.
Llevado a la cruel realidad de cada día, hay multitud de noticias sobre violaciones, abusos, sobre todo de mujeres y niñas en guerra, inmigrantes, refugiadas; el movimiento mundial viral con el hastag Me Too (Yo también) para denunciar el abuso sexual en primera persona, a raíz del caso del productor de cine Harvey Weinstein; Yositecreo como manifestación a “La Manada”, grupo de cinco hombres que en julio de 2016 presuntamente violaron en grupo a una joven de 18 años en los Sanfermines de Pamplona y cuya sentencia sale por fin a la luz el día 26 de Abril, ¡por fin!, y un sinfín de ejemplos.

Aún algunos dicen que donde está la presunción de inocencia… ¿Se han preguntado cuentas veces habrán pasado estas cosas por grupos de energúmenos sin que les pillen?... Qué vergüenza me da la falta de justicia.

Pero ¿qué ocurre cuando la violencia sexual se produce dentro del matrimonio o del noviazgo? Cuando es tu propia pareja, en la que confías, la que te fuerza o intimida a mantener relaciones sexuales, cuando tú le has dicho que NO. Porque hay que distinguir entre relación sexual saludable y de mutuo acuerdo y agresión sexual. ¿Y por qué NO es NO?...

Habría que saber concretamente cada caso y sabemos que el miedo impide hablar a las afectadas con la cantidad de amenazas que reciben, con la cantidad de castigos a las que son sometidas y sabemos que todo lo tienen en contra.

Muchas mujeres y jóvenes creen el falso mito que la violación solo se produce por extraños; otras lo normalizan no sintiéndose identificadas como víctimas o es tema tabú, convirtiéndose en agresiones invisibles, fruto del miedo, de una educación sexual escasa, por creencias tradicionales o religiosas, por vergüenza a contarlo o porque piensan que no las van a creer si lo denuncian… y piensen una cosa: Se siguen dando los casos en los que la víctima llega a denunciar y se la manda a su casa por su propio bien… o eso piensa quien hace tal recomendación, sea lo que sea lo que le ocurra. ¿Insensibilidad?, ¿Falta de profesionalidad?, ¿exceso de tareas?, ¿falta de personal?... ¡Vayan ustedes a saber!...

Las consecuencias en su salud física y mental en la víctima son devastadoras, menoscabando su autoestima, anulándolas como personas. Las ansiedades y depresiones aparecen por doquier allá donde vayan… Personas que en ocasiones jamás se recuperan… Porque no pueden confiar en nadie.
Un cortometraje que me impactó y refleja la violencia psicológica y sobre todo la violencia sexual dentro del matrimonio es “Desenfocada”, del director Miguel A. Furnier. ¿Cuántas mujeres se habrán visto reflejadas como víctimas de este tipo de violencia y algunas ni lo sabían?, ¿Por qué a veces desde dentro de la relación es difícil verlo?...

No consientan que la violencia se normalice, que las agresiones sean una parte de su vida… ¿Por qué tienen que sufrir estas personas?
¿Dónde están los datos estadísticos del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, de denuncias formuladas por víctimas de violencia machista por violencia sexual?
Son invisibles… ¿las ven ustedes en la televisión o en la prensa?... Algo sigue fallando.

*Grupo EmeDdona