| 25 de Abril de 2024 Director Benjamín López

× Portada España Investigación Opinión Medios Chismógrafo Andalucía Castilla y León Castilla-La Mancha C. Valenciana Economía Deportes Motor Sostenibilidad Estilo esTendencia Salud ESdiario TV Viajar Mundo Suscribirse

¿Y a mí, quién me ayuda?

El resultado de tramitar ante la Administración muchas veces es un estado de desánimo, de ansiedad , depresión, inseguridad,  generado por tanto escollo burocrático

| Eva García Lara Edición Valencia

Esta semana he podido comprobar lo difícil que resulta para una persona con pocos o sin ningún recurso económico enfrentarse a la Administración.

En la película “Yo, Daniel Blake” (2016), el Estado contra los pobres, refleja de forma fiel los obstáculos burocráticos a los que se enfrenta el protagonista, un carpintero enfermo. Fue premiada con la Palma de Oro en el Festival de Cannes y recibió el premio BAFTA a la mejor película británica.

Lo que a muchos a priori nos puede parecer fácil o simplemente no llegamos a plantearnos ciertas preguntas, para otras representan un monstruo de dos cabezas al que se tienen que enfrentar, el monstruo de la Administración. Y se preguntan ¿y a mi, quién me ayuda?, dependerá de la persona que le atienda.

Las cosas se complican más cuando para realizar necesarios trámites administrativos se van sumando factores:

- No poseen estudios básicos.

- Carecen de móvil, ¿cómo te localizan? Hoy en día es casi impensable, pero existen.

- No tienen acceso a internet.

- No tienen conocimientos de informática ni manejan las nuevas tecnologías. ¿Cómo van a obtener el informe de su vida laboral?, algo tan sencillo, tan difícil.

-Los trámites se alargan en el tiempo, ¿cómo realizan los desplazamientos sin tener recursos económicos al estar un largo periodo de tiempo en paro?; ¿cómo realizas las fotocopias de documentación que te solicitan los organismos?...

-Si tienen personas dependientes a su cargo o hijos menores y se enfrentan a largas listas de espera su tiempo se limita más.

- Si son una persona con diversidad funcional.

- Si son una persona de edad avanzada.

- Si viven en una zona rural poco comunicada y no se expresan adecuadamente.

- Toman algún tipo de medicación antidepresiva, ansiolíticos, entre otros medicamentos.

- Desconocen el idioma al ser extranjero, y más el complejo lenguaje administrativo.

 

Depende mucho de quién te atienda para agravar o minimizar la situación y dependemos de la suerte, porque todo te puede parecer un mundo.

El resultado es un estado de desánimo, de ansiedad , depresión, inseguridad,  generado por tanto escollo administrativo convirtiéndose la persona en víctima de muchos organismos como: el SEPE (Servicio Público de Empleo Estatal), de las entidades bancarias, de Hacienda, del sistema en general, que avanza en la tecnología y confía más en las maquinas que en las personas. ¿Dónde esta el trato humano y las buenas practicas de educación?...

La autoestima y la confianza quedan completamente mermadas y dañadas. Finalmente muchas personas ante estos problemas terminan por retirarse de los despachos para coger aire

Aplicado a las víctimas de violencia de género se convierte en otro infierno añadido para ellas, porque muchas necesitan ser acompañadas debido a su estado anímico en trámites como la solicitud de la RAI (Renta Activa de Inserción).

Seria útil que algún miembro de una asociación de mujeres contra el maltrato realizara dicho acompañamiento cuando carezca de apoyos familiares o círculos de amistades, pero claro, estamos hablando de personal y que cada día hay menos.

Una solución seria crear una bolsa de emergencia que les daría más seguridad:

- Asesoramiento previo y posterior.

- Un abono transporte.

- Una cantidad estipulada de dinero, dependiendo el caso.

- Un acompañante, en ciertos trámites administrativos.

Sé que parece que pedimos mucho, pero las víctimas de violencia machista necesitan ayuda y asesoramiento desde el principio y de forma continuada, no dos semanas después, porque hay una larga lista de espera en el departamento de Servicios Sociales por falta de personal y no pueden atenderlas o ¿no son prioridad para el Estado? ¿Entonces que hacemos?, ¿Seguimos con la demagogia?...

El otro día hablé con un compañero que me dijo que él disponía de un servicio 24 horas de trabajadores sociales, y que eran de lo mejor. No todo es malo o insuficiente, hay gente que se lo curra, que lo vive, y eso sin lugar a dudas mejora nuestro mundo.

* Grupo EmeDdona