| 25 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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En las bases de Ciudadanos no existen dudas sobre el liderazgo de Arrimadas. La cuestión es quién la acompañará e en el futuro comité ejecutivo
En las bases de Ciudadanos no existen dudas sobre el liderazgo de Arrimadas. La cuestión es quién la acompañará e en el futuro comité ejecutivo

Ciudadanos: entre las corrientes internas y la lucha por la supervivencia

En la Comunidad Valenciana surgen diversos grupos de cargos públicos que piden cambios en el partido. Uno de ellos está despuntando en el área metropolitana de Valencia

| Héctor González Edición Valencia

Ciudadanos cuenta en la Comunidad Valenciana con 18 diputados autonómicos, siete escaños en la suma de las diputaciones de Alicante, Castellón y Valencia, un senador territorial y 315 concejales. En las elecciones del pasado 28 de abril se convirtió en el tercer partido en número de parlamentarios de Les Corts Valencianes, por delante de Compromís, Vox y Unides Podem y solamente por detrás de los dos ´grandes´(PSOE y PP), al sumar cinco escaños más de los que tenía hasta entonces. A todo esto añade las dos diputadas, una por Valencia y otra por Alicante, en el Congreso.

Con este ingente potencial el partido camina, en el ámbito autonómico, por una travesía del desierto que a numerosos cargos se le antoja demasiado larga. A pesar de sufrir la hecatombe electoral que, a escala nacional, que no regional, diezmó su grupo parlamentario a dimensiones dignas de un meticuloso estudio sobre cómo pasar del todo a la nada en política, el consejo general decidió mantener los tiempos reglamentarios y alargar hasta marzo la asamblea general de reorientación del partido. Antes, en febrero, se producirá la votación de la ejecutiva.

Ciudadanos dispone de la ventaja de trabajar con esa amplia base de cargos públicos y de haber tenido en la recámara una candidata de tanta o más popularidad que quien fue su cartel electoral en noviembre. El resto de partidos, con mejores o peores resultados, no puede presumir de contar con una Inés Arrimadas, con un o una número dos de garantías para relevar con rapidez a su cabeza de lista.

Por ese motivo las dudas y los movimientos internos no se están librando por saber quién será la persona más relevante del partido. En este caso el debate se produce por dos motivos: la forma de elección (si solamente telemática, con las dudas que entraña, y/o presencial) y quién acompañará a Arrimadas en el comité ejecutivo. E incluso por un tercero, que consiste más en una reivindicación. En que el partido se descentralice y permita que cada autonomía escoja a sus cargos, como ocurre con el resto de formaciones. En Ciudadanos el responsable nacional de cada área designa a sus homólogos regionales.

En el dilema de cómo quedarán contestadas estas preguntas, los comentarios, movimientos y reuniones no paran. Si el síndic, Toni Cantó, ha intentado agitar el partido con sus citas con afiliados que llevaban por título ´Hablamos´, la dirección autonómica, tanto la secretaría de Organización como la de Acción Institucional, han logrado movilizar con las cenas navideñas, a las que han asistido cientos de militantes, y con la asamblea extraordinaria del 20 de diciembre en Valencia.

No obstante, mientras los referentes más visibles siguen un camino, grupos cada vez mejor estructurados de cargos intermedios y militantes llanos ahondan en otras vías. En la provincia de Valencia, sobre todo en la populosa comarca de l´Horta (Nord y Sud) y en la Camp de Túria, está cogiendo fuerza el denominado Movimiento de Bases (#MdB), que, según indican desde su seno, podría agrupar hasta el 60% de los concejales de estas zonas.

Se trata de la corriente más orquestada, cuya reivindicación fundamental se centra en reclamar mayor democracia interna en todos los procesos de elección de cargos. También, y partiendo del respaldo a Arrimadas, exige una renovación exhaustiva en la dirección del partido. En este punto coincide con otra corriente de Ciudadanos, en ese caso de raíz madrileña y sin apenas predicamento en la Comunidad Valenciana, denominada Compromiso Ciudadano.

En este compás de espera surgen nuevas avenencias entre grupos de militantes que se consideran desairados por el partido (en Valencia ciudad, por ejemplo) o que reclaman otro estilo de gestión desde Castellón (con epicentro en Benicàssim) e incluso en la provincia de Alicante, por medio de grupúsculos de concejales.

En tiempos de cambios que no acaban de llegar y de nervios, los comentarios, las críticas y los movimientos se multiplican. También se dispara la incertidumbre sobre el futuro para numerosos cargos orgánicos que miran el horizonte de 2023 con la pretensión de seguir en política o, como mínimo, de participar en un proyecto que tenga futuro político.

De cómo restañe sus heridas Ciudadanos en la elección de su dirección y su planteamiento estratégico en la asamblea general dependerá que pueda volver a motivar a sus bases y, sobre todo, al electorado cuya confianza perdió en noviembre. Su propia supervivencia como partido va en ello.

En cualquier caso, y a diferencia de UPyD y su fase de destrucción con la que los más apocalípticos lo comparan, Cs tiene líder de recambio y una representación institucional amplia a la que el partido de Rosa Díez ni por asomo se acercó en su mejor momento.