| 17 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Los fichajes a dedo se contradicen con la democracia interna
Los fichajes a dedo se contradicen con la democracia interna

Un proetarra y dos incoherentes: Iglesias amplía la familia de Podemos

Los tres últimos fichajes por decisión personal del secretario general podemita son para echarlos de comer aparte y dejan muy claro qué entienden por democracia interna y participación.

| Benjamín López Opinión

Todos hemos oído presumir hasta la saciedad a los líderes de Podemos de democracia interna y participación; nos han agotado con los círculos, las asambleas, el empoderamiento del pueblo, la política fabricada desde abajo, etc, etc. Todo, un cuento chino.

A la hora de la verdad, Podemos se comporta como el partido soviético que lleva dentro, a golpe de dedo. No es una acusación que venga de fuera. Lo han dicho muchos de los cadáveres podemitas que Pablo Iglesias ha ido dejando por el camino. El último, el secretario general de Podemos en el País Vasco, Roberto Uriarte que ha dimitido junto a 20 dirigentes más porque Iglesias "actúa como los aparatos de los viejos partidos", es decir "imponiendo" sus listas a dedo.

Lo que tanto criticaban los dirigentes de Podemos es precisamente lo que están haciendo. La demostración más evidente son los tres últimos fichajes estrella de la formación morada. El todopoderoso líder de la coleta ha colocado a dedo y en puestos destacados de las listas electorales al ex JEMAD, José Julio Rodríguez (número dos por Zaragoza al Congreso), al catedrático de Derecho Constitucional y ex gurú socialista,Javier Pérez Royo (número tres al Congreso por Sevilla) y al autodenominado intelectual y filósofo, amigo de los proetarras, Santiago Alba Rico (en las listas al Senado por Ávila).

Son fichajes estratégicos pero diferentes, incluso casi inversos. Los dos primeros, el del militar y el del jurista, buscan mostrar la cara más socialdemócrata de Podemos, colocando en la formación a dos figuras muy próximas hasta ahora al PSOE. El presunto filósofo es un caso aparte; con él Iglesias busca lo contrario, ir a las raíces verdaderas de Podemos con un radical admirador del chavismo y amigo íntimo del mundo proetarra. "Todos somos De Juana Chaos", escribía no hace mucho.

De José Julio Rodríguez no hace falta decir casi nada porque los hechos le desenmascaran. Canta por peteneras que el ex Jefe del Estado Mayor de la Defensa (JEMAD) se haya enrolado en las filas de un partido con ramalazos antisistema, populistas y bolivarianos. O este señor nos engaña ahora o nos engañaba antes. No es lógico que un militar profesional que ha prometido defender a su país, que se ha cuadrado ante la bandera y se ha puesto firme con los acordes del himno nacional, se sume a un proyecto personalista de Pablo Iglesias que hasta hace cuatro días calificaba ese himno de "cutre pachanga fachosa" y exhibía la bandera tricolor con el mismo orgullo que desprecio le producía la rojigualda.
 
De Pérez Royo se podría decir que es un ejemplo de cómo decir una cosa y la contraria sobre la que es su especialidad, la Constitución. En sólo tres años ha pasado de dejarse la piel por la Carta Magna a querer "volarla", en la misma medida que su amor hacia elPSOE ha ido virando hacia Podemos. En septiembre de 2012 escribía que "en contra de lo que se viene argumentando, el Estado Autonómico es un activo de la sociedad española para hacer frente a la crisis" y es "el Estado más fuerte, más legítimo y más eficaz de toda nuestra historia constitucional". Tres años después, en febrero de 2015, su opinión comenzaba a cambiar drásticamente. Ya entonces decía que la reforma constitucional es "una exigencia permanente de toda Constitución auténticamente democrática" y más aún en una como la española "que se hizo por una generación, cuya única educación en lo que a fórmula de gobierno se refiere, había sido la del régimen del general Franco".

Lo que antes era el Estado más legítimo de nuestra historia ahora comenzaba a tener tufos franquistas. Pero eso no es nada. Hoy, unos meses más tarde, resulta que la Constitución española está "muerta" ¡desde 2010!, cuando el Tribunal Constitucional tumbó buena parte del Estatuto catalán precisamente por inconstitucional. Aquello, dice ahora el catedrático, fue un "golpe de Estado" del TC y por eso la Constitución no hay que reformarla sino que "hay que volarla". Ahí es nada. Dada la evolución que lleva y el ritmo de la misma no es descartable que en unos días pida la guillotina para el PP, como hacía su ahora compañero de filas, el concejal madrileño Pablo Soto.

El caso del último fichaje, el de Santiago Alba Rico, es completamente diferente. Este no ha cambiado. Ha sido siempre el mismo amigo del mundo proetarra que es ahora y el mismo chavista convencido. Destila esencia pura de Podemos. Sus raíces están ahí. Quizás cambie a partir de ahora y trate, como Iglesias, de negar ambas cosas. No les gusta a los podemitas que les recuerden lo que han dicho o hecho.

Alba Rico
, al que incomprensiblemente los medios califican de intelectual, tomó partido por el terrorista De Juana Chaos cuando se puso en huelga de hambre. Según escribió entonces "todos somos De Juana Chaos". Decía, el filósofo que "aceptamos con naturalidad nuestra propia «guerra contra el terrorismo» en Euskal Herria y callamos ante el secuestro revanchista de Iñaki de Juana -al que se intenta mantener un poco muerto y un poco vivo para alegría de Rajoy-, ante las escandalosas irregularidades del sumario 18/98 o ante la sentencia del Supremo que convierte a Jarrai, Haika y Segien «organizaciones terroristas»".

Hay más. Columnista habitual de Gara, aseguraba en otro artículo en el que hablaba del atentado con dos muertos de la T4, que "el PP quería la bomba y ETA se la concedió. Si una paz democrática debe conducir necesariamente a la desaparición de ETA, una paz democrática sólo es posible con la desaparición del PP".

A su juicio, como escribió en otra ocasión, en España "hubo un GAL militar que trató de acabar con ETA al margen de la ley y hay un GAL judicial que pretende acabar legalmente con ETA al margen del derecho". El defensor de los oprimidos terroristas se autodefinía así en 2002: "soy un demócrata, soy un cabrón". Con humor negro y turbio, enumeraba sus defectos como demócrata: "me importa un carajo el recorte de libertades mientras sujete yo libremente las tijeras".
 
Y, añadía con una elevada dosis de cinismo, "condeno a ETA, a los que la apoyan y a los que guardan silencio (…) y exijo, por tanto, que se prive de sus derechos ciudadanos a 150.000 vascos, que se les impida votar, manifestarse y reunirse, que se cierren sus tabernas, sus editoriales, sus periódicos, incluso sus guarderías; que se los meta luego en la cárcel, a ellos y a todos sus compinches..."

En fin, tres joyas las que ha fichado Iglesias, a la altura de las expectativas, claro está. Así, lejos de remontar en las encuestas, Podemos va a terminar empatando conAlberto Garzón. A poco que se sepa leer es imposible votar a estos tipos.