| 19 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Marta Gayà en el ojo del huracán muy a su pesar.
Marta Gayà en el ojo del huracán muy a su pesar.

Telecinco remata al Emérito destapando su "nido de amor" en mitad de Madrid

Se abrió la veda y ahora será difícil cerrar la compuerta de todos y cada uno de los secretos que nadie conocía sobre el Rey Juan Carlos y que ahora ya son pasto de los programas más vistos.

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El refranero español resume en lenguaje coloquial que a perro flaco todo son pulgas, y al Rey Emérito se le está volviendo todo en contra de un tiempo a esta parte. Ya no hay secretos. Se abrió la puerta y será difícil volver a cerrarla.

Así, el mismo día en que Casa Real confirmaba que Don Juan Carlos se encuentra en Emiratos Árabes, Pepe del Real presentó en El Programa del Verano una exclusiva sobre la nueva localización en toda esta historia entre el Rey Emérito y Marta Gayá.

El "nido de amor" (como lo denominaron) entre la pareja que se ha descubierto estaría en Madrid en la calle Fuencarral a finales de los años 90. Un confidente del programa ofreció los detalles del piso que se habría comprado la mallorquina en este señorial edificio: un gran ático en pleno centro de Madrid que costaría en torno a 50 millones de pesetas, inmueble de 150 metros con dos terrazas, una de ellas a la calle Alburqueque y otra a la calle Fuencarral.

El piso tendría un amplio salón, un dormitorio principal con vestidor y baño y una pequeña cocina.

Según contaban los vecinos Marta pasaba cortas temporadas en la capital, llevaba una vida muy discreta y como dato, tenía una mujer que durante invierno y verano mantenía las terrazas flamantes y que llamaba la atención la presencia de coches oficiales con las lunas tintadas en la puerta, pero al Rey no se le veía. El piso fue puesto a la venta a finales del año 2000 coincidiendo con el fin de la relación entre ambos y recibió más del doble que el precio de compra.

El edificio de seis plantas es uno de los más característicos de la Calle Fuencarral, adquirido por Marta sobre el año 95 en ese piso no pasaba largas temporadas, solía pasar cuando hacía escala entre sus viajes.

En el salón ella hacia reuniones durante la noche, pedía al personal de la casa que le preparase todo y que se marchase, los invitados llegaban cuando ya no había nadie del servicio. Además, cuentan que había un gran armario con ropa para monterías, la comida que subían a la casa era de un restaurante muy conocido de Madrid, pero no se vio directamente al Emérito en el sitio.