| 25 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Una pugna limpia para renovar al PP, controlar al Gobierno y poder recuperarlo

El PP puede salir regenerado y fuerte del Congreso Extraordinario si apuesta por la renovación y permite de verdad que los afiliados decidan en un proceso abierto con grandes candidatos.

| ESdiario Editorial

 

 

El PP elegirá a su nuevo presidente tras una trepidante competición entre seis candidatos que reflejan, frente al tópico de sus rivales políticos, la transversalidad del partido con más militantes de España: dos mujeres, un joven, un veterano y dos desconocidos para el gran público pugnarán, en un Congreso Extraordinario abierto, por suceder a Rajoy tras el traumático y controvertido desalojo del Gobierno que los populares habían refrendado por dos veces en las urnas hace ahora dos años.

El acceso así de Pedro Sánchez a La Moncloa, con apenas 84 escaños y el respaldo polémico de los partidos independentistas, constituye un caso único en toda Europa, tan legal técnicamente como discutible conceptualmente; pero brinda al PP una involuntaria ocasión para renovarse antes de que ese proceso se lo impongan los ciudadanos en las urnas.

Un Congreso abierto es la mejor manera que tiene el PP de seguir siendo un partido decisivo en España a corto plazo

Y es un buen primer paso entregar a los militantes la decisión de quién debe ser su líder, en una competición que debe ser abierta, deportiva y con las mismas oportunidades para todos. También señala en la dirección correcta el paso dado por algunos de los nombres más significativos del PP, que podrán confrontar su idea del partido y de España y calibrar el afecto de los afiliados sin otro filtro que su propia capacidad.

Tanto en el caso de Dolores de Cospedal cuanto en el de Soraya Sáenz de Santamaría tiene toda la lógica que aspiren a la dirección del PP y, de hecho, no se hubiera entendido un paso atrás como el dado por Alberto Núñez Feijóo, tan respetable como sorprendente. En política hay que tener arrojo en determinados momentos con independencia del resultado final, especialmente aquellos críticos para la organización a la que te has dedicado.

Y la exsecretaria general y la exvicepresidenta lo han tenido, para bien del PP y ocurra lo que ocurra al final. Las dos, en ese sentido, ya han cumplido y beneficiado a su partido, que tendrá en ambas un referente más allá de que una, la otra o ninguna consiga el objetivo.

Un buen elenco

Y lo mismo cabe decir de Pablo Casado, el tercer aspirante en las quinielas pero no por ello menos relevante que las anteriores. Su perfil personal y político enlaza lo mejor de un veterano, la experiencia, con lo más reclamado del momento, la frescura; componiendo un retrato final del máximo interés para un PP necesitado de competir mejor en el terreno crucial de la imagen pública.

 

 

Que además sea tan fácil presentarse, con cien avales simplemente, permite incluir en la liza al siempre interesante García Margallo y a dos dirigentes poco conocidos que, en otros partidos, no podrían concurrir ni medirse a tres pesos pesados como Cospedal, Sáenz o Casado.

Liberado del lastre infame de la corrupción, pues aunque se divisen en el horizonte nuevas sentencias el precio político ya se ha pagado del todo con la salida de Rajoy y la pérdida del Gobierno; cómo resuelva el PP este Congreso va a ser definitivo para que sus opciones de gobernar a corto plazo sean elevadas o, por contra, para iniciar una larga e incierta travesía del desierto.

La variedad de candidatos derriba un tópico y muestra el carácter transversal que tiene el PP en sus bases y votantes

La querencia de Sánchez a agotar la legislatura y alargarla hasta 2020 obedece a un inocultable deseo de reforzar al PSOE desde el Gobierno antes de preguntarle a los ciudadanos, consciente de que controlar el poder Ejecutivo es un buen trampolín hacia las urnas.

También otorga al PP una tregua consigo mismo y le concede tiempo para culminar su regeneración, aunque con un problema no menor: si el nuevo presidente popular acepta sin más el desalojo y normaliza el pacto en que se asienta ahora La Moncloa, habrá perdido probablemente el mejor argumento político de cuantos tiene para recuperar el Gobierno en poco tiempo.

Renovarse y vigilar

Renovarse de verdad, refrescar su propuesta y mantener una enérgica vigilancia de la acción gubernamental son tres obligaciones compatibles para el PP, lo comande quien lo comande. Y si éste representa de verdad la opinión mayoritaria de sus militantes, tendrá mucho más fácil obtener los resultados a los que siempre ha de aspirar una formación imprescindible para entender la historia reciente de España.