| 19 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Rufián y Rovira.
Rufián y Rovira.

Zarzalejos atiza a Gabriel Rufián y Marta Rovira donde ellos nunca admitirían

La tortilla se ha dado la vuelta en los últimos tiempos y los dos dirigentes republicanos parecen haber olvidado el determinante papel que ambos jugaron en que eso sucediera realmente.

| ESdiario Medios

Este martes se hace eco en su artículo de El Confidencial José Antonio Zarzalejos de que Gabriel Rufián ha anunciado que se ha afiliado a ERC y recuerda que hasta ahora era un 'independiente' de cuota en el grupo parlamentario republicano en el Congreso de los Diputados.

En un artículo plagado de ironía, Zarzalejos señala que "el partido más templado de los independentistas, el más favorable a una solución institucional 'efectiva' para la Generalitat, el que reconoce paladinamente que al independentismo le faltan muchos efectivos sociales y electorales, acoge en sus filas al hombre que con su contundencia dialéctica arrabalera desató la campaña contra Puigdemont en la mañana del 27 de octubre, cuando el expresidente todavía barajaba la posibilidad de convocar elecciones y, eventualmente, evitar la aplicación del artículo 155".

Entonces, Rufián "lanzó un ominoso tuit contra Puigdemont: “155 monedas de plata”. "Independiente entonces e independentista siempre, le vino a espetar al fugitivo de Berlín que su decisión sería la de Judas Iscariote. Y el expresidente se achicó, fue al Parlamento, proclamó una ininteligible declaración de independencia y luego puso pies en polvorosa. Se escapó", narra el periodista e insiste en que "Rufián y otros rufianes habían conseguido disuadirle de hacer lo único sensato que podía y debía hacer. Y ahora su partido, ERC, siente nostalgia del sentido común, de la institucionalidad catalana, de un Gobierno 'efectivo', mientras que Puigdemont no perdona las vejaciones republicanas de octubre y se ha enrocado para estirar el tiempo de vigencia de su legitimidad, mientras Oriol Junqueras, desde la cárcel, le insta también a la sensatez. Los términos se han invertido: los radicales de octubre de 2017 son los moderados de mayo de 2018. Y los republicanos temen, además, que nuestro hombre en Berlín esté maquinando cómo podría reducir las históricas siglas de ERC a su mínima expresión en unas eventuales nuevas elecciones".

Zarzalejos señala también que "otra republicana, de perfiles inestables, proclive a la lágrima y enteramente emotiva y radical, Marta Rovira, fue de las que reprocharon a Puigdemont su episodio de fugaz pragmatismo el 26 de octubre. Ella, como Rufián, quería la independencia, la república, el enfrentamiento. Ahora está en Suiza, huida y sin propósito alguno de regreso para enfrentarse a sus responsabilidades. Otra errante del proceso". 

Por eso concluye que "de no haber mediado en octubre de 2017 los tipos políticos como Rufián, un activista bien dotado para el insulto y la excentricidad, ni personajes como Marta Rovira, un epítome de incoherencia en la política catalana, Puigdemont no sería lo que ahora es, un hombre poseído por la 'hybris' de un mesiánico propósito redentor de Cataluña. Más aún, reivindica la legitimidad plena porque compañeros de creencias como Rufián y Rovira reforzaron su determinación de caudillo".

A su juicio, "los que se lamentan del mal de altura de Puigdemont, los que se echan las manos a la cabeza por la contumacia estéril del exalcalde de Gerona, son, algunos al menos, de los que en los momentos cruciales del 26 y 27 de octubre del pasado año empujaron al expresidente de la Generalitat a cometer un error histórico".

Por eso propone que "si ERC, Rufián, Rovira quieren redimirse ante su propia gente, demostrar que son algo más que personajes casi caricaturescos de la política, y si albergan un adarme de sensatez, tendrían que consumar una rectificación completa y absoluta y volver a enfrentarse de nuevo a Puigdemont con la misma contundencia de antaño para que haga exactamente lo contrario de lo que le aconsejaron que hiciera: que ponga fin a esta locura política. A estas alturas del 'procés', o lo paran los propios separatistas o el desastre político será inevitable, especialmente para los republicanos a los que el de Amer pretende fagocitar".