Ayuso marca el camino a otros presidentes para defender a millones de personas

La Comunidad de Madrid ha improvisado una contundente y más que justificada manera de proteger a los millones de ciudadanos, entre alumnos, padres y profesores, que conforman la comunidad de la escuela concertada: prolongar los conciertos durante una década para garantizar su supervivencia.

Con esta decisión, los conciertos actualmente en vigor durante seis años, cuatro de los cuales ya se han consumido, podrían quedar garantizados al menos hasta 2026, sorteando el evidente acoso que ahora mismo está legalizándose con el impulso directo de Moncloa.

El ataque a la concertada no es solo una agresión a un concepto y a un derecho. Lo es, sobre todo, a millones de ciudadanos identificables que desde su más estricta libertad optan por un modelo educativo que no solo es compatible con los demás, sino que los financia y mejora: lejos de restarles recursos, les libera de gastos y añade los impuestos abonados por sus usuarios para sostener servicios que, sin embargo, no utilizan.

Ayuso marca un camino que otros presidentes autonómicos deben seguir para proteger a sus ciudadanos

 La Ley Celaá es agresiva y excluyente por su rechazo a admitir la pluralidad, base de la educación. Y es sectaria por apostar por el monocultivo ideológico y tratar de imponer una especie de formación del "espíritu plurinacional" calcado de los prejuicios de los gobernantes actuales y los delirios de toda laya de sus aliados.

Ningún país de Europa, ni siquiera la laica Francia, agrede tan caprichosamente a la escuela concertada: todos consideran que la convivencia del modelo público, concertado y privado garantiza una oferta plural, complementaria y positiva en términos de competitividad, que obliga a todas las opciones a mejorarse y progresar para lograr el plácet de sus usuarios.

Ayuso, que además de blindar los conciertos adelanta a abril el periodo de matriculación, da un ejemplo a seguir por el resto de presidentes autonómicos que, en el uso estricto de sus competencias, piensen en a quién se deben antes de todo: a los vecinos de sus regiones, personas con nombre y apellidos señaladas con la mezcla de irresponsabilidad y frentismo genuina de Sánchez.