| 20 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Valencia: nuevos nombre de calles, viejos problemas de barrios

De la calle donde vives te importa que esté limpia, que tenga buen transporte urbano y servicios municipales o que sea segura. Su nombre es una cuestión más administrativa

| Héctor González Edición Valencia

Ha crecido en el Grupo Antonio Rueda (renombrado esta semana 8 de Marzo) de Valencia. En concreto en la calle Salvador Cortils (desde hace casi un año, Mariano Carsí). Nunca me planteé, ni cuando allí residía ni posteriormente, que Salvador Cortils fuera un militar que participó en los preparativos del alzamiento y que murió asesinado en 1936 –así consta en la recopilación de memoria histórica que justifica el cambio de nombres-.

Tampoco consideraba más que un indicativo de información básica el rótulo marmóreo que, difuminado, explica que la construcción del Grupo Antonio Rueda, un complejo de 1.002 viviendas, situado junto a Tres Forques, corresponde a la Organización Sindical Española, en 1972. Me preocupaban más la inseguridad, los solares abandonados, el retraso en reparar las canastas de baloncesto, las pintadas en las paredes, la lejanía del centro de salud más próximo o los excrementos de perros que salpicaban las aceras.

Ahora, transcurridas décadas desde que recorría a diario el barrio para jugar, ir al instituto Cid Campeador, comprar el pan y el periódico, quedar con las amistades o un largo etcétera de actividades cotidianas, paseo por esta barriada e identifico los mismos problemas. Atravieso la calle Casilda Castellví (¡Ah! Renombrada Carrer del Cine) y siento idéntica sensación de abandono, de tristeza urbana, de degradación.

Voy hacia la plaza de Maguncia y sigue la zona ajardinada encharcada y la cancha dedicada más a encuentros, a veces no demasiado amistosos, entre pandillas que a usos deportivos. El metro todavía no ha llegado a esta zona de Valencia. Las paradas más cercanas están en la esquina de la calle Tenerife con avenida del Cid o en la barriada de San Isidro.

Pasan los años y el centro de salud continúa sin construirse, a pesar del enorme descampado situado entre el mercado de Castilla y la calle Tres Forques donde estaba planificado. Sí, Conselleria de Sanitat afirma que está realizando los trámites pertinentes. En esta barriada de Valencia parece que todo se encuentre en ´trámites´. Excepto el cambio de rotulación de las calles, que en ese tema el Ayuntamiento sí aceleró el pasado año.

Podría seguir enumerando sensaciones y problemas. A parte de mejorar el tráfico en alguna calle, la apertura del Parque del Oeste, hace ya más de dos décadas, en 1995, creo que fue el último hito de relevancia en la barriada. Poco más ha variado. Las dificultades urbanas y las reivindicaciones del vecindario de las calles María Zambrano (antes Vicente Maroto), Simone de Beauvoir (otrora Luciano Vilatela), Konrad Rudolf (Juan Romero en el pasado) o María Montessori (Francisco Alegre hace un año) apenas han mutado. Si descontamos tener que pronunciar nuevos nombres - en ocasiones con cierta dificultad para recordar o memorizar-,  claro que está.

De un lugar donde resides te quedas con las vivencias, con los recuerdos, y valoras la seguridad, la limpieza, la facilidad de acceso al transporte público, a los servicios municipales, o la existencia de locales comerciales, por ejemplo. Sobre todo te importan estos factores. En ninguna de estas cuestiones tengo la sensación de que haya mejorado sensiblemente el Grupo Antonio Rueda con el paso de los años. El nombre de la calle constituye un elemento anecdótico, burocrático, simplemente de ordenación, que no afecta a la vida de sus residentes.

Personalmente, no me importaría que cambiaran el nombre de mi calle, sea el que sea y de la época que sea, si esa variación conlleva más inversiones y mejoras. De lo contrario, esa nueva denominación, en la práctica, no me aporta soluciones como vecino. Los problemas continúan. Y el abandono, en muchos casos, también.

Exista o no una placa en un edificio que cuente la historia del Grupo Antonio Rueda y cómo el objetivo de crearlo fue dotar de viviendas que tuvieran un precio asequible a familias con escasos recuerdos. Un objetivo que, creo, debería de seguir cualquier gobierno. Del color que sea. No basta con centrarse en borrar el pasado cambiando el nombre de calles o eliminando las cercanas pasarelas peatonales de la avenida del Cid. El vecindario necesita soluciones para el presente y proyectos para el futuro.