| 19 de Marzo de 2024 Director Antonio Martín Beaumont

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El Cabanyal no tiene quien lo salve

En torno a Salvem El Cabanyal se creó una mitificación de ‘luchadores del barrio’ contra el PP malísimo que venía a destrozarlo todo

El coronel no tiene quien le escriba… y el Cabanyal ya no tiene quien lo salve. Al menos, que se adjudique ahora el papel de ‘salvador’. Esta semana se hacía oficial la disolución de Salvem El Cabanyal tras 21 años de actividad, porque parece ser que en el barrio ya no es necesaria esa labor de salvadores, ahora vas por la calle y huele a colonia, los pajaritos cantan y los niños reparten chuches.

Tras ser el azote del PP durante dos décadas, cambió el gobierno y se desvaneció la crítica, hasta el punto de disolverse la asociación ¡Sólo dos semanas después de las elecciones municipales y de reeditarse el pacto de izquierdas! Oye, qué casualidad. Llámenme mal pensado, pero esto huele, y mucho, y no puedo dejar de preguntarme ¿estarían esperando a ver qué pasaba el 26 de mayo por si ganaba el PP para volver a la beligerancia?
Los Salvem dicen que se disuelven porque “ahora ya no hay peligro de que se derriben viviendas”. Es verdad, no habrá peligro de que las derriben, pero sí de que las okupen y se siga todo degradando más. En 4 años de Compromís-PSOE la degradación ha ido a más, ha aumentado la inseguridad, las drogas, la ocupación (ahí tienen el retén de playmovil que se puso), no se ha rehabilitado ni una vivienda… Creo que su continuación estaba más que justificada.
En torno a Salvem El Cabanyal se creó una mitificación de ‘luchadores del barrio’ contra el PP malo malísimo que venía a destrozarlo todo, que fue muy bien alimentada por la izquierda valenciana y por determinados medios de comunicación, tanto locales como nacionales. El relato de los ‘salvadores’ es muy poético y literario, pero no era real.

Más allá de la escandalosa vinculación de sus dirigentes y miembros con la izquierda valenciana, si bajas a las cifras reales no existía esa mayoría social que luchaba junto a los Salvem. Durante los años en los que gobernó el PP, defendiendo su proyecto de ampliación de Blasco Ibáñez (proyecto por cierto que no inventó el PP, sino que tiene más de cien años y que el PSOE incluyó en sus propuestas de PGOU cuando gobernaba), el PP ganaba de largo las elecciones en el Cabanyal, incluyendo las mesas de las calles afectadas directamente por la prolongación. Pero eso te lo ocultaban.

Era más mediático vender la lucha de un barrio contra el poder con Mónica Oltra, antes de llevar vestiditos y pisar moqueta, encadenada a las excavadoras. Había una mayoría silenciosa que apoyaba el plan urbanístico del PP y que le daba elección tras elección su confianza en las urnas. Hasta un grupo de vecinos, hartos de que los Salvem se presentarán como la voz del barrio, creo la plataforma Sí Volem.

Pero el Cabanyal se convirtió en un arma arrojadiza para la izquierda, en un elemento de desgaste y azote al PP, aunque hubiera que subvertir la voluntad de las urnas, como hizo el gobierno de Zapatero con su orden paralizando todo el plan.

Eso fue el principio del fin: mató el plan del PP y la degradación, con todo paralizado, avanzó a marchas forzadas. La izquierda prometió todo lo posible, y 24 años después, se topó con el premió de la alcaldía.
Los Salvem, ya sean del Cabanyal o los que se crearon en otros puntos de la ciudad a imitación, enmudecieron. Habían conseguido su objetivo, que no era salvar nada porque el barrio sigue sin salvarse, sino lograr llevar a la izquierda a las instituciones. Ahora directamente se disuelven, demostrando que su lucha no era por un barrio, sino por un interés político, y si no fuera así, continuarían igual exigiendo al actual gobierno.
Por cierto, y para finalizar, la oposición del Ayuntamiento haría bien en investigar y denunciar las conexiones de los Salvem con Compromís, PSOE, Podemos o EU. Demostrar si algunos de los Salvem han acabado asesorando o recibiendo contratos del actual ayuntamiento. Ya sabéis que favor con favor se paga, y la izquierda en lo de pagar bien los favores es experta.