| 19 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Jordi Sánchez (centro) junto a Jordi Cuixart antes de ingresar en prisión
Jordi Sánchez (centro) junto a Jordi Cuixart antes de ingresar en prisión

Un memorable auto del juez aborta la 'Operación Puigdemont' con Jordi Sánchez

Sánchez no podrá ser un nuevo Puigdemont. El juez del Supremo no sólo lo ha evitado, sino que perfila además el delito de rebeldía que los cabecillas del Golpe han podido cometer.

| Editorial Editorial

 

 

Con un demoledor auto perfectamente hilado y soportado documental y jurídicamente, el juez Llarena ha decidido mantener en situación de prisión provisional a Jordi Sánchez, el clon de Puigdemont con el que Junts pel Catalunya, ERC y la CUP pretendían mantener la tensión del procés invistiéndole presidente de la Generalitat el próximo lunes.

El magistrado del Supremo no sólo explica a la perfección por qué Sánchez, que en sus declaraciones en el tribunal pretende desmarcarse por completo del Golpe y hacer propósito de enmienda acatando la Constitución, sigue constituyendo un riesgo; sino que además adelanta por qué él y los cabecillas del desafío pueden y deben ser procesados por rebeldía. Un delito condenado con hasta 30 años de cárcel por su gravedad y naturaleza.

El desbloqueo es bien sencillo: basta con respetar el marco legal y elegir a un diputado que no lo pisoteara antes

Lo primero que cabe saludar es la rabiosa independencia del Alto Tribunal, indemne a presiones externas y supuestas conveniencias políticas que, de ser atendidas, poco menos que le llevarían a liberar a todos los detenidos y a aceptar su hoja de ruta en aras a una convivencia que, en realidad, sólo ellos han fracturado.

Respuesta a un asalto

Por mucho que desde determinadas televisiones y partidos políticos se presione al magistrado para que olvide sus obligaciones, Llarena se ha limitado a analizar los hechos, a encajarlos en posibles tipos penales y a adoptar las medidas que unos y otros permiten con el ordenamiento jurídico en la mano: es sonrojante que algo tan inherente a la labor de un juez se le reproche desde algunos ámbitos; como lo es no entender que las consecuencias para Puigdemont, Junqueras o los Jordis no derivan de una caprichosa interpretación de las leyes; sino del sistemático asalto de todos ellos al Estado de Derecho. 

Los dos Jordis, encaramados a un coche de la Guardia Civil

 Llarena viene además a adelantar por qué el delito de rebeldía ha podido existir, recordando de nuevo que la violencia no es sólo una acción agresiva de un momento concreto -en este caso la proclamación de la DUI en sede parlamentaria-, sino el contexto de tensión y crispación social que se genera premeditadamente para concluir con un Golpe de Estado.

El juez perfila más el delito de rebeldía y detalla por qué sí hubo una amenaza violenta en el procés

Y la ANC presidida por Sánchez fue, sin la menor duda, uno de los estiletes de esa estrategia que de un lado malversaba el papel de las instituciones catalanas para imponer la independencia y, de otro, reforzaba ese abuso con una enorme presión callejera.

El desbloqueo

El desbloqueo de la situación en Cataluña nunca puede pasar por la exoneración de los cabecillas del procés ni, tampoco, por la flexibilidad en la interpretación de unas leyes, ancladas en la Constitución, que preservan la unidad territorial, social y democrática típicas de un Estado de Derecho.

Son los partidos políticos catalanes, incluyendo a los secesionistas, quienes tienen en su mano esa opción, de una manera bien sencilla: respetando el marco legal y escogiendo, entre sus diputados, a alguien que no lo haya pisoteado previamente. Tienen ya poco tiempo por delante para demostrar ambas cosas.