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El PP se da un baño de realidad y aspira a gobernar más que a ganar

Los populares son conscientes de que en muchos municipios donde fueron la lista más votada en 2015 ahora pueden quedar segundos o terceros. La cuestión es que sumen mayoría con Ciudadanos

| Héctor González Edición Valencia

El último domingo de mayo de 2015 el Partido Popular ganó las elecciones en muchas localidades de la Comunidad Valenciana. Tres semanas después, cuando se configuraron los ayuntamientos y los plenos votaron las alcaldías, gobernó en muy pocas. Este 26 de mayo aspira a lo contrario. Los comicios del 28 de abril le han dado un baño de realidad. Ahora su objetivo consiste en gobernar en muchos aunque gane en pocos. Para ello necesitará el apoyo ineludible de Ciudadanos, de Vox y, en bastantes casos, de otros partidos que puedan lograr ediles, como Contigo, Som Valencians o formaciones independientes locales.

La estrategia del PP se centra en gobernar, en no volver a pasar otros cuatro años en la oposición en la inmensa mayoría de municipios valencianos. Si gana, mejor; pero si gana y PSPV-PSOE, Compromís u otra formación que no pacta con el PP gobierna, de nada le vale vencer. Partiendo de esta premisa, desde la dirección de campaña de los populares contemplan varios escenarios según municipios: ser la lista más votada y poder configurar (lo de mayoría absoluta casi lo dan por descartado en  cualquier población) equipo de gobierno con otros partidos; o quedar segundo o incluso tercero y, aunque no disponga de la alcaldía, poder dirigir concejalías. Se trata de las dos soluciones que le valen para recuperar  municipios en los que antes mandó y que perdió en 2015.

¿Dónde confía en ser la fuerza más votada en la provincia de Valencia? Por ejemplo, en Gandia. En la segunda localidad más populosa de la provincia de Valencia -prácticamente a la par que Torrent- se atreven a pronosticar que la candidatura encabezada por Víctor Soler vencerá. Además, la defenestración en Ciudadanos de Ciro Palmer, el edil que con su votó decantó la alcaldía para el PSPV-PSOE en 2015, le da más esperanzas. En junio de este mismo año cuentan con que Ciudadanos también tendrá el voto decisivo, pero que en este caso se inclinará hacia Soler.

En Torrent, en cambio, las expectativas de los populares resultan inferiores y ven difícil superar al socialista Jesús Ros, que dispone del comodín de Compromís, como ya ocurrió en 2015, para auparle a la alcaldía si lo necesita.

Otro caso como el de Gandia lo constituye Paiporta. Vicente Ibor, que ya fue alcalde y que en 2015 resultó el candidato más votado, enarbola la bandera popular. Ciudadanos también ha modificado la lista. Hace cuatro no sumaban ambos partidos y Compromís, con Isabel Martín al frente, logró la vara de mando. El PP confía en el desgaste de gobierno y espera que su candidatura vuelva a ser la más votada y que, ahora sí, sume.

En Alfafar también dan por descontado que Juan Ramón Adsuara, su principal alcalde en la provincia, volverá ganar. Y que gobernará, si no logra la mayoría absoluta, ya sea con Ciudadanos, o  con el ex de este partido, Toni Milla si logra acta con UCIN Alfafar. Los populares confían igualmente en victorias holgadas  y gobiernos en Rafelbunyol, donde han recuperado a los independientes tras su escisión, en Massalfassar y en Rocafort. También se da por seguro que se revalidará la mayoría absoluta en municipios como Ayora (José Vicente Anaya), Benaguasil  (Ximo Segarra), o Pedralba, donde el actual alcalde, el carismático Roberto Serigó no opta a la reelección y deja su puesto a Sandra Turégano.

Después existe una segunda categoría de municipios donde creen que ganarán, aunque con menos margen que en los anteriores, y esperan que la coalición de partidos que manda desde 2015 se desfonde y no sume. La Pobla de Vallbona, con la portavoz en la Diputación de Valencia, Mari-Carmen Contelles, supone un buen ejemplo. O El Puig. O Almàssera. Incluso Llíria.

Una tercera categoría la conforman las localidades en las que el PP da por sentado que no ganará pero sí que espera ser segunda fuerza y, pactando con Ciudadanos, al que dan el tercer o cuarto lugar, y posiblemente alguna formación más, alcance la alcaldía. Esta circunstancia podría darse, por ejemplo, en Alboraya, en Manises, en Alzira, en Aldaia  o en Massamagrell

Una cuarta división la representan los municipios en los que los populares creen que pueden quedar segundos o terceros y verse superados por Ciudadanos aunque, con esta formación, podrían configurar gobierno. Eso sí, la alcaldía posiblemente cayera en manos del partido que preside Albert Rivera. Paterna podría estar entre esta cuarta categoría y la tercera anterior. Sagunt, con la complejidad que siempre requiere en un Consistorio muy fragmentado, se hallaría en la cuarta. O Sueca. Incluso Ontiyent.

En cambio, existe una quinta división en la que el PP da por seguro que volverá a sentarse en la bancada de la oposición. Los populares prefieren todavía no pensar en qué puede suceder en esas localidades en el futuro. En cualquier caso, si algo tiene claro la dirección de los populares es que dedicarán todo su esfuerzo a tratar de gobernar, sea como primera, segunda, tercera o incluso cuarta fuerza de la corporación local. La cuestión consiste en el que el bloque PSPV-Compromís-Unidas Podemos no sume mayoría absoluta. Cuatro años más sin dirigir concejalías para el PP podría resultar devastador.