| 19 de Abril de 2024 Director Benjamín López

× Portada España Investigación Opinión Medios Chismógrafo Andalucía Castilla y León Castilla-La Mancha C. Valenciana Economía Deportes Motor Sostenibilidad Estilo esTendencia Salud ESdiario TV Viajar Mundo Suscribirse
Casado, Chacón, Errejón y Villacís en la previa del debate.
Casado, Chacón, Errejón y Villacís en la previa del debate.

Los pactos post 20D: la trampa para elefantes

El líder de C´s es consciente de que su guardia pretoriana no está muy satisfecha de cómo se movió en el anterior rifirrafe con Sánchez e Iglesias. Y encima enfrente está la vicepresidenta.

| Antonio Martín Beaumont Opinión

El primer fin de semana de campaña los candidatos se han dedicado a fajarse con los pactos postelectorales. El Partido Popular afronta sus actos como vencedor. Nadie le niega esa condición. “Miel sobre hojuelas”, dicen en Génova 13.  Después, los otros tres partidos en liza por el poder real, PSOE, Ciudadanos y Podemos, se enredan en cábalas sobre lo que se ha venido en llamar “pacto de perdedores”. Tres fuerzas deberían sumar sus diputados para que Mariano Rajoy no llegue de nuevo a La Moncloa como presidente. Otra vez en la recámara un pacto anti-PP. Rajoy, como líder curtido, enseguida ha visto la oportunidad de debilitar a sus adversarios con el asunto.

En La Sexta Noche, el líder del PP advirtió sobre lo “fuerte” que sería un “tripartito” contra él. Así llevaba a los espectadores a recordar las infaustas experiencias de pactos similares. Sin duda. A quien más perjudica especular con posibles pactos es a Albert Rivera. Precisamente porque su indefinición es lo que peor llevan muchos españoles que podrían apoyar a C’s en las urnas pero temen que su voto acabe en manos inaceptables para ellos. ¿Un Gobierno de Rivera “cautivo” del grupo parlamentario dirigido por la izquierda radical de Iglesias, Errejón y otros diputados de Podemos? Un proceloso camino, de ahí que rápidamente Rivera haya querido escapar de esa trampa para elefantes tronando contra los tripartitos. 

Y así, entre estas cuitas, afronta ya Albert Rivera el esperado debate a cuatro de esta noche en Atresmedia. Es consciente de que su “guardia pretoriana” no está muy satisfecha de cómo se movió en el anterior rifirrafe televisivo que mantuvo con Sánchez e Iglesias. Su inseparable José Manuel Villegas, Fran Hervías, Fernando Páramo, Matías Alonso o el propio jefe de prensa del líder naranja, Dani Bardavío, constataron cómo “Albert lo pasó mal” en su duelo con el secretario general del PSOE: “No defendió el programa económico y dejó a la intemperie a Luis Garicano”, señalan fuentes de su formación. Hoy tendrá el hándicap añadido de que la silla vacía de Rajoy será ocupada por Soraya Sáenz de Santamaría. Y la vicepresidenta del Gobierno son palabras mayores.

Albert Rivera ha recibido “toda clase de opiniones” para preparar el debate, se afirma desde el cuartel general de Ciudadanos. Por supuesto,  escucha a sus cercanos. Claro. Pero, al final, “las decisiones son suyas al 95%”, así que el nuevo reto televisivo lo trabaja “solo y a su manera”, apuntan las mismas fuentes. Y concluyen: “Albert reniega de los entrenamientos con otros miembros del partido”.

Pese a ser un hombre debidamente experimentado en política (diez años lleva ya al frente de C’s), Rivera es quien tira de una formación aún en plena construcción y sin casi experiencia. Así, a veces, probablemente cegados por la ilusión de los comienzos, ponen el foco en asuntos (como preparar una visita de la prensa a su nueva sede en obras) que les distraen de los temas verdaderamente importantes de la campaña electoral.

Hablando de esa nueva sede, tan esperada por la gente del partido naranja: se trata de un edificio, en la calle Alcalá de Madrid, que Ciudadanos ha alquilado a la aseguradora Caser por 7.200 euros hasta el 28 de febrero. Por el momento, solamente, 700 metros cuadrados de la planta baja y el entresuelo estarán a su disposición. Pero, luego, si los resultados obtenidos el 20-D son los deseados, el alquiler podrá ampliarse para que Albert Rivera y su gente se muevan más cómodos en 2.500 metros cuadrados más las correspondientes plazas de aparcamiento. En fin: toda una metáfora de quienes están en pleno desarrollo.