En un vídeo: La cara de Compromís en Europa dice que España no es una democracia

¿Se puede realmente superar una dictadura en España con un período de transición política y no con una ruptura? Para Jordi Sebastià, portavoz de Compromís en el Parlamento Europeo, parece ser que no porque la democracia en España sigue siendo de baja calidad por las marcas del sistema franquista que aún perduran por culpa de la transición.

En un vídeo explicativo, subido hace dos semanas al Canal Youtube de Compromís bajo el título "Jordi Sebastià explica la Transició espanyola en #DemocràciaForDummies", el eurodiputado dice que "la transición española aún no se ha acabado" y que "lo que el Estado español tiene en estos momentos no es democracia, sino el agua turbia de la transición".

En su explicación didáctica, Sebastià expone que al concepto de transición se opone el de ruptura, que se caracteriza por suprimir de modo tajante el primer modelo –la dictadura- y erigir de forma libre y autónoma el segundo –la democracia-, sin elementos perturbadores. Pero cuestiona que en España eso no ha sido posible porque no ha habido una "ruptura tajante" con el modelo de la dictadura franquista.  Por eso, explica, "todavía hay personas en las prisiones por causa de sus ideas políticas -haciendo referencia a Oriol Junqueras-; por eso se censuran libros -en referencia a 'Fariña', el libro escrito por el periodista español Nacho Carretero-, o por eso hay una 'Fundación Francisco Franco' que recibe dinero público del Estado español", argumenta Sebastià en el vídeo.

Pero, lo más llamativo del vídeo es el momento en el que explica de forma gráfica el paso de un modelo de transición a un modelo de democracia e insinúa que "quizás la transición española no fue tan ejemplar" porque hay aspectos de la dictadura que aún perduran "como la Monarquía, un poder judicial absolutamente dependiente del poder político, el Valle de los Caídos o el Partido Popular, fundado por exministros franquistas". 

A juicio de Jordi Sebastià, cuestiones como la corrupción institucionalizada, el clientelismo o la sumisión a los poderes fácticos son las marcas del sistema franquista que aún perduran y se han enquistado por la transición; dejando claro en su intervención que "ese modelo perverso que nos vendieron como el único que garantizaría un cambio tranquilo, cada día se revela más como una condena, por lo que hemos salido de la dictadura, pero no hemos alcanzado la democracia", concluye en su exposición.