| 19 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Mariano Rajoy, durante su discurso de clausura del 18 Congreso Nacional del PP.
Mariano Rajoy, durante su discurso de clausura del 18 Congreso Nacional del PP.

El PP, eufórico: su poder no tendrá fin al paso que van PSOE, Podemos y C's

A Rajoy últimamente le sale todo a pedir de boca, incluida la jugada del 18 Congreso del PP. Tiene un partido unido mientras la izquierda se desangra en luchas internas y Rivera vira.

| Carlos Dávila España

“El triunfador de Vistalegre II ha sido… ¡Rajoy!” Minutos después de que los asambleístas conocieran los estrepitosos resultados que han dado con los huesos de Errejón en el cementerio de la ultraizquierda, varios presentes rodearon al hasta ahora secretario político de Podemos y le oyeron decir: “Tengo que pensarme lo que ha pasado, necesito retirarme de la escena por lo menos unos cuantos días”. Uno de los consoladores le añadió: “Los que más contentos estarán son los del PP; el PSOE ya no nos va a buscar”.

De ahí, la frase muy ilustrativa que escenifica también hasta qué punto la victoria de los más radicales ha sido una de las satisfacciones más profundas sentidas en el Congreso del PP, la cita en que Rajoy se ha sentido mejor porque, ni siquiera cuando fue designado por José María Aznar o tampoco en los congresos de Valencia y Sevilla, Mariano Rajoy se ha notado tan recompensado, al punto de que uno de los suyos, presidente de una gran empresa, decía al cronista: “Rajoy ha quedado tan bien que hasta ha conseguido que a José María Aznar mucha gente del PP le haya dejado de respetar”.

Y es que, en efecto, si es cierto, como parece, que en la decisión del expresidente de no acudir a la Caja Mágica han influido patronos de FAES singularmente enfadados con el actual jefe del Gobierno, el resbalón ha sido de campeonato. Rajoy ni se ha manchado ni mucho menos roto, los aznaristas más “enragés", los que dicen “este PP ya no es un nuestro partido” han hecho un flaco favor a su jefe, el gran ausente del fin de semana.

A Mariano Rajoy la última jugada en el 18 Congreso Nacional le ha salido para patentar

Ahora pueden tener la tentación de volar hacia el refugio estético de Ciudadanos que se declara liberal y tiene un pensamiento más socialdemócrata que el del propio Montoro, al que Aznar nunca se arrepentirá bastante de haberle hecho de mecenas político.

A Rajoy la última jugada le ha salido para patentar. Veamos. Su PP unido y sin más achaques aparentes que el de la martingala de salón de los socios de siempre de Esperanza Aguirre, acompañados por los monagos de Soraya Sáenz de Santamaría.

La maniobra urdida para intentar el desalojo de Cospedal de la Secretaría General se ha quedado en agua de borraja. Todo lo demás en la buchaca: entusiasmo general por la firmeza ante la subversión de los separatistas catalanes y aplazamiento de discusiones morales, vientres de alquiler incluidos, sobre los que, ya se verá, nunca habrá acuerdo general en el partido.

El fantasma de Sánchez sobrevuela el escenario

Por el lado izquierdo, pero en estos tiempos pasados bastante cerca, el PSOE aún se mueve en continuas alteraciones, sobre todo desde que Sánchez ha irrumpido en la campaña de las temidas primarias. Populares y socialistas de la gestora han mantenido hasta ahora lo que en La Moncloa denominan un “gobierno de coalición de hecho” que ha permitido grandes acuerdos por encima de pequeños rifirrafes en los que la sangre no ha llegado al río.

Este Gobierno “de facto” se lo ha cargado el irremediable Sánchez que, esto lo saben bien en el CNI, se sigue reuniendo con los radicales más próximos a Iglesias y se da el morro en cuanto puede (y le dejan) con los barreneros separatistas de Mas, el jefe de la tropa, porque Puigdemont es un okupa eventual y Homs un pobre diablo sentimental que se va a inmolar en el Supremo sin que, como el pobre quiere, la Historia le recuerde como el Companys del siglo XXI.

Es más que probable que el próximo PSOE en las pre-primarias se vuelque hacia la izquierda y ello por miedo a comparecer como el “amiguito” de Rajoy y por temor, visible ya en Patxi López, de que Sánchez se quede con el santo y la limosna del socialismo más puro.

Y esto por lo que se refiere al PSOE, porque a su siniestra el “nuevo” Podemos del estalinista Iglesias está dispuesto a poner el país boca abajo en la calle o donde puede acampar. Ha salido Iglesias reforzado de Vistalegre y, nadie duda de que en los próximos días comenzará aplicar la política que más le gusta: las purgas para enviar a Errejón, el traidor al que llama “muñeco diabólico”, a las tinieblas exteriores.

O, ¿alguien piensa que el perdedor de la plaza de toros va a seguir siendo secretario político y portavoz en el Congreso? Como exclamaría una castizo de Lavapiés madrileño, barrio que ensucian a diario los discípulos de Iglesias: “¡Amos, anda!”. Errejón pues a la calle, su sitio natural por otra parte, e Irene Montero de portavoz. Un cero en la quiniela.

A Rajoy que el PSOE se vuelva a envolver en banderas revolucionarias, que Podemos viaje directamente a Venezuela con el dinero de Irán y la complacencia de Putin, y que Ciudadanos confunda la figura virginal de Rivera con el patilludo Agustín de Arguelles, el liberal que fue apodado “El Divino”, le viene que ni pintiparado.

Si no le aprueban, que no lo van a hacer, los próximos Presupuestos (otra punzada confiscatoria de Montoro), Rajoy no se va a conmover; él que ha hecho de la paciencia su virtud más preclara, comenzará a preparar los de 2018 porque Rajoy ya ha advertido “que no se puede vivir indefinidamente así”, lo que es tanto como avisar de que “sin cuentas, hay elecciones”.

La prórroga del Presupuesto le va a encantar a Bruselas, temerosa la Comisión como está, de que las negociaciones del ejecutivo español con nacionalistas de algún pelaje, vascos por ejemplo, o socialistas incluso, suponga un aumento del gasto que a la Comisión Europea le causa verdadera erisipela.

Y es que, sin nuevos Presupuestos, el Parlamento, por muy pesada que se ponga la oposición dispendiosa, no podrá eleva ni un euro los costos sociales y al Gobierno se puede ocurrir hasta reducirlos. Rajoy además no tiene la menor intención de agobiar aún más la cintura salarial de los funcionarios, ya de por sí bastante deteriorada, y, si llega el caso, ordenará una ley “ad hoc” para que sus nóminas suban hasta donde la razón pueda llegar.

El desafío catalán se ha convertido en el gran órdago que puede impulsar a Rajoy a convertirse en el líder que resistió las embestidas

Cuando el pasado sábado Rajoy presumía de que “nunca hubiéramos pensado hace cinco años en que estaríamos como en realidad estamos”, no hacía nada más que expresar un contento por una situación de estabilidad que, unida a la zozobra que agita a las demás formaciones políticas, le aventa una etapa de tranquilidad. Y es que como dice el ministro de Economía: “Si no hacemos tonterías las cosas nos pueden salir bastante bien”.

La antigua corrupción empieza a juzgarse en el PP literalmente como “cosa del pasado”, pero queda el desafío catalán como el gran órdago que puede impulsar a Rajoy a convertirse en el líder que resistió a las embestidas separatistas o en el peón que se dejó arrastrar por ellas. Sépase esto: el diálogo ya no va a ser el término más repetido en los próximos meses respecto a Cataluña sino que ya está siendo sustituido por otro más comprometido: responsabilidad, responsabilidad en todas sus facetas, incluso en la constitucional.

El empeño del separatismo en convocar un referéndum puede conducir en último extremo a impedir, con la ley en la mano, a que la consulta se celebre. Y ello incluye la aplicación de artículo 155 de la Constitución. La Abogacía del Estado ya ha resuelto cómo seguir este proceso. El documento está hecho. Que nadie se engañe al respecto. Está todo dispuesto.