| 05 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Felipe VI junto a Pablo Iglesias y Pedro Sánchez el pasado mes de febrero
Felipe VI junto a Pablo Iglesias y Pedro Sánchez el pasado mes de febrero

El calculado gesto del Rey para dejarle claro a Pablo Iglesias que no le teme

Felipe VI está preocupado por España, pero no inquieto por el futuro de la Casa Real, y lo demostró de manera clara con pocas palabras.

| Yolanda Lorenzo España

Felipe VI presidió este lunes una reunión del Consejo Nacional de Seguridad que no estaba prevista. Y no fue nada casual. Tenía toda la intención, según fuentes próximas a la Casa Real, y obedecía al clima adverso hacia la Corona que, básicamente desde Podemos, se pretende crear en España.

Fue un gesto simbólico muy inteligente, a decir de quienes saben interpretar las decisiones, los silencios y las puestas en escena del Jefe de Estado: dedicar el primer día de libertad plena en España para hacer algo útil para los ciudadanos.

 Allí sentó a Pedro Sánchez, que no se caracteriza por hablar ni bien ni mal del Rey aunque fuentes cercanas a Moncloa recalcan que "ni participa ni participará" en nada que deteriore a la institución; Carmen Calvo, que tiene palabras para todas las mujeres salvo para la Reina Letizia; y Pablo Iglesias, quien juró su cargo ante el mismo Rey al que luego organizó caceroladas en plena pandemia.

En la reunión se habló, sobre todo, de cómo actuar ante los posibles rebrotes y de qué hacer con los vuelos internacionales, señalados como focos potenciales pero necesarios para reactivar el turismo, lastrado ya por unas pérdidas calculadas de 83.000 millones de euros. 

Un Rey no puede hablar con la boca, consciente de que cada una de sus palabras tiene consecuencias reales, pero sí lo hace con gestos. Y el de Felipe VI fue muy claro, a juicio de quienes saben interpretarle: utilizó sus atribuciones constitucionales para engrasar la Seguridad Nacional, que no es cualquier cosa.

Y todos tomaron nota, consciente de que ahí fuera, y todos los sondeos lo dicen, Felipe VI tiene más aceptación que ninguno de ellos. Pablo Iglesias le vio y le escuchó, y el Rey se encargó de que así fuera, con un lenguaje corporal que lo dijo todo.

En la Casa Real están más preocupados por España que por su futuro, que consideran sólido por mucha campaña política que se intente desatar a cuento de los problemas de don Juan Carlos. Que, por cierto, están convencidos de que desaparecerán, para bien, en breve.