| 19 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Un país ingobernable

Aunque parezca impensable que vaya a ocurrir, considero que no quedará otra opción razonable para poder gobernar de modo estable, que una gran coalición de los dos partidos más votados

Puede ser que, después de todo, esas nuevas elecciones en las que Pedro Sánchez había puesto sus esperanzas para consolidar su posición política, cuyo resultado era en cualquier caso dudoso, resulten en un desastre general para la gobernabilidad del país de dimensiones dantescas.

La aparición de Vox fue casi aplaudida desde la izquierda, por lo que significaba de pérdida de apoyos, parcial al menos, del Partido Popular, lo que se unió a los estragos causados por la aparición de Ciudadanos, quien ya había arañado votos de los sectores más moderados de los populares. Lo que nunca se les ocurrió fue la aparición de un particular ciudadanos de la izquierda.

Si Pedro Sánchez tenía ya poca sintonía personal con Pablo Iglesias, ahora cuenta con un nuevo agravio que no le perdonará, pues le costará votos también al Partido Socialista. Las purgas iniciadas tras la primera Asamblea Ciudadana de Podemos en Vistalegre son el germen directo del actual salto al panorama nacional de Íñigo Errejón, tras haber vencido holgadamente a los pablistas en Madrid.

El amigo Iglesias centralizó demasiado Podemos y sus políticas en su propia figura, no admitiendo demasiadas críticas ni pluralidad interna; por mucho que se llenara la boca de lo contrario, sus actos hablaban por sí mismos.

El solito definió ideológicamente el partido de tal modo que redujo su techo electoral y su vocación mayoritaria; cualquier partido que aspire a gobernar debe competir por el centro.

Por supuesto, cosas de la bendita democracia y gran diferencia con las dictaduras, lo que haga en el cortijo que es su partido no elimina físicamente a su adversario ni le envía a Siberia, por lo que puede volver al tablero de juego. Errejón no llegó a irse del todo, pero tuvo que replegarse y hacer inventario de sus fuerzas.

No creo que se trate de ninguna venganza, aunque sospecho que Errejón sentirá una cierta satisfacción personal por dar una lección a su antiguo besucón compañero de partido. A diferencia de Iglesias, Errejón cuenta con capacidad de expansión tanto por su derecha como por su izquierda, atrayendo a desencantados podemitas, votantes socialistas y otros partidos de izquierda.

De hecho, en la Comunidad Valenciana, la militancia de Compromís ha apoyado con más de un 70% concurrir a elecciones con Más País; en otras provincias españolas, Equo recibe igualmente con los brazos abiertos al nuevo partido para concurrir en coalición.

Lógicamente, la concurrencia de este nuevo partido altera completamente la imagen de la encuesta que hace apenas una semana otorgaba 132 escaños al Partido Socialista, que deberá revisar rápidamente las cifras, pues pueden perder fácilmente diez escaños.

Por otro lado, tanta fragmentación del voto y la perspectiva de un país ingobernable, puede provocar una vuelta al voto útil del centro-derecha que mejore algo más los resultados populares y confirme el hundimiento de Ciudadanos y Vox.

En todo caso, y aunque parezca impensable que vaya a ocurrir, considero que no quedará otra opción razonable para poder gobernar de modo estable, que una gran coalición de los dos partidos más votados, emulando lo ya visto en Alemania entre socialdemócratas y democristianos.

Los problemas que enfrenta el país, amenazado por una recesión que nunca acabó de irse, además del desafio soberanista, requiere de respuestas pactadas por partidos de vocación mayoritaria y con posibilidades reales de alternancia, de modo que no se produzca una política de adversarios que borre y de marcha atrás a las decisiones tomadas por su predecesor.

La mejor garantía es conseguir que el sucesor fuera ya parte del acuerdo, para que no actue contra sus propios actos.

*Politólogo y abogado.