Ésta es la sorprendente lista de los cuatro grandes amigos del Rey Juan Carlos

¿Tiene amigos el Rey Juan Carlos? Conocer, conoce a mucha gente, y muchos de ellos se han presentado a lo largo de los años como "amigos íntimos", quizá para aprovecharse del poderoso influjo del Monarca. ¿Pero cuáles lo son de verdad, si de verdad alguien con sus funciones puede tenerlos?

La respuesta es afirmativa. Los tiene, y lo son de verdad, de ésos que guardan un secreto, prestan un hombro y están siempre ahí. Es un grupo muy pequeño, de apenas cuatro personas, y la periodista Paloma Barrientos los desvela uno a uno en Vanitatis.

A muchos les sorprenderá el listado porque, digamos, no son grandes nombres para el público en general: no son especialmente famosos, sus nombres no le suenan a la mayoría, aunque todos ellos tienen perfiles de prestigio, riqueza y éxito en sus distintos ámbitos profesionales y personales.

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¿Pero de quiénes se trata? Ahí van: Miguel Arias, Josep Cusí, Pedro Campos y José Fanjul. Los cuatro son empresarios, a su manera, y el último de ellos todo un magnate en Latinoamérica, donde se le conoce como el "Rey del azúcar" y es el anfitrión habitual de don Juan Carlos en la República Dominicana y en Palm Beach, destino también del ilustre Bill Clinton.

Con Pedro Campos, sobrino del expresidente del Gobierno Leopoldo Calvo Sotelo, le une una profunda amistad y les hermana una pasión: el mar. Es el presidente del Club Náutico de Sanxenso, en la maravillosa ría de Arousa que tanto adora también Mariano Rajoy, y es a su casa en la zona donde el padre de Felipe VI acude periódicamente para sentirse como en la propia.

Padrino de uno de sus hijos

Con Josep Cusí, explica Paloma Barrientos, le hermana también el mar desde 1972, cuando ambos eran patrones de embarcación y decidieron sumar fuerzas para competir, y ganar, en adelante. Don Juan Carlos es incluso padrino de uno de los cinco hijos del armador, que es señalado como uno de los confesores más íntimos, leales y discretos del Monarca.

Y queda Miguel Arias, empresario de la hostelería, propietario de celebérrimos establecimientos en Mallorca y hermano del hombre que, probablemente, inició a don Juan Carlos en una de sus grandes pasiones, hoy ya olvidada por razones de salud: el esquí.

A todo ellos recurre el emérito desde hace 50 años cuando hay algo que celebrar, penar o reposar. Y de su discreción da cuenta lo poco conocida que es esa estrecha relación entre todos, de afecto fraternal, complicidad y auxilio cuando sea menester.