| 24 de Marzo de 2024 Director Antonio Martín Beaumont

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Podemos apoya al independentismo y se invalida ante el resto de España

La abstención de Podemos es un respaldo rotundo al soberanismo. Iglesias, Colau y sus partidos se quitan una máscara con la que apenas disimulaban ya pero ahora les retrata definitivamente.

| ESD Opinión

 

 

En Comú Podem ha entregado la presidencia del Parlament de Cataluña al secesionismo, con una abstención -a la que se sumó probablemente otro diputado más del PSC- que en la práctica era un sí al candidato de Esquerra, Roger Torrent, aliado a su vez de la CUP y de Junts pel Catalunya.

La cuenta es bien sencilla de hacer: si todos los diputados pertenecientes a partidos que dicen oponerse al soberanismo hubieran votado a favor del candidato de Ciudadanos, se hubiese registrado un empate a 65 votos. Y, en ese caso, el control de la Cámara autonómica catalana le hubiese correspondido al partido con más escaños en la misma. Esto es, al de Inés Arrimadas.

Podemos queda invalidado como partido de gobierno en España por su cercanía a quienes no creen en España

Los ocho diputados de Podemos, representados por Xavier Doménech pero dirigidos por Ada Colau y Pablo Iglesias, lo sabía perfectamente. Y eran bien conscientes de que su falsa equidistancia suponía, en realidad, entregar ese puesto al mismo partido que en la anterior legislatura lo utilizó, en la persona de Carmen Forcadell, para institucionalizar el Golpe, saltarse la Constitución, censurar a la oposición y en definitiva pisotear la democracia y el Estado de Derecho.

Alegar que tampoco hubiese sido suficiente, por la sorprendente novena abstención, sería una tomadura de pelo: Podemos no sabía que otro diputado se iba a abstener también, pero sí tenía todos los datos necesarios para calibrar las consecuencias de su decisión.

Iglesias y Colau han decidido prolongar el sometimiento de la institución de todos los catalanes al criterio ilegal de unos pocos y le han hurtado al conjunto de los ciudadanos la posibilidad de que ostente la presidencia alguien imparcial, sometido al procedimiento y respetuoso con la ley, que es la garantía de que todos puedan desarrollar sus funciones en las mismas condiciones y en el mismo marco jurídico.

Con los golpistas

No resulta sorprendente en un partido que ha tenido la desfachatez de dedicar más tiempo a denunciar el artículo 155, perfectamente legal y además plausible en tanto en cuanto repone los derechos del conjunto de los catalanes, que a aislar a los golpistas, en una falsa equidistancia que ha quedado finalmente desmontada por los hechos.

 

El soberanismo cuenta ya con el apoyo de los diputados de Podemos en el Parlament y en el Congreso

 

Podemos ya no puede decir que no defiende la independencia, y eso es algo que le debe retratar ante el conjunto de España, cuyos ciudadanos han de tomar buena nota de estos hechos. Porque incluso aunque no fuera aritméticamente posible arrebatar democráticamente la dirección del Parlament al separatismo, hubiese tenido sentido posicionarse con esa opción. Pero es que además era posible.

Un respaldo deplorable

De Colau nada sorprende, pues ha dado incesantes muestras de sectarismo y simpatía por el separatismo. Pero de Iglesias cabía esperar tal vez un poco más de visión nacional, por muchas diferencias ideológicas y estratégicas legítimas que mantuviera con C´s, PP y PSC.

Afirmar que en adelante el soberanismo catalán va a tener 79 diputados en el Parlament y otros 72 en el Congreso de los Diputados no es, pues, ningún exceso: quizá Podemos no los sume de manera directa al plan de ruptura que de un modo va a mantener el Tripartito catalán; pero siempre los va a poner a su servicio para que cualquier decisión con dos opciones se decante a favor de la más contraria a España.

Iglesias ha logrado, en fin, que nadie pueda ya discutir lo que no para muchos ya era indiscutible: la cohesión social, económica, cultural y legal de España es incompatible con un partido incapaz de hacer algo tan sencillo como oponerse a las formaciones que no creen ni quieren al país que Podemos dice estar dispuesto a gobernar.