| 19 de Marzo de 2024 Director Antonio Martín Beaumont

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Podemos cree que Pablo Iglesias es uno de sus peores enemigos para sí mismo.
Podemos cree que Pablo Iglesias es uno de sus peores enemigos para sí mismo.

Iglesias prevé el salto de diputados del PSOE a Podemos la próxima legislatura

Podemos ya ha identificado al principal enemigo de su líder y no es ni Pedro Sánchez, ni Albert Rivera, ni siquiera Mariano Rajoy. Una vez detectado el problema, va a por todas.

| Antonio Martín Beaumont Opinión

La coalición Podemos-Izquierda Unida se consolida con el paso de los días y entre bambalinas se habla ya de un futuro matrimonio en ciernes. De momento, quieren representar a la sonrisa del país, ser el partido de la felicidad, ese cuarto lema olvidado de la Revolución Francesa. Pablo Iglesias tiene el objetivo declarado de poder presentarse como la única alternativa de Gobierno a Mariano Rajoy. Tal es su ambición última. Y la tiene al alcance de su mano. De ahí que el secretario general de la formación morada marche al son de tambores de guerra contra el PP, mientras porta banderas blancas frente al PSOE. Considera que si el 26J adelanta al socialismo, la mayor parte de los diputados electos en las listas del PSOE caerán en sus brazos como fruta madura.  

De puertas adentro, y a pesar del mensaje difundido, el mismo Iglesias da por hecho que las papeletas volverán a situar a los populares como los más votados. Y lo hace sin medias tintas. Superar al PP, por mucho que lo repitan él y sus altavoces por necesidades del guión de la campaña electoral, no entra dentro de sus posibilidades. Así lo reconoce el líder podemita cuando pisa tierra. En cualquier caso, su estrategia pasa por intensificar el ataque a Rajoy. Primero, para marcar posición, la de un “cara a cara”, ahondando en que los populares siguen ahí y deben ser desalojados, y, segundo, para polarizar la carrera.

Pablo Iglesias asume sin ninguna duda que va a dar el “sorpasso” al PSOE

En cambio, Pablo Iglesias asume sin ninguna duda que va a dar el “sorpasso” al PSOE. Los suyos no niegan que las encuestas publicadas en los medios de comunicación, sumadas a los datos manejados en el seno del partido y analizados por Carolina Bescansa, les dan alas. Cada día la tendencia está más consolidada. Pues aunque, en esta línea, su jefe de filas se muestre conservador y hable ahora mismo de 1,5 puntos por delante de los socialistas, nadie de su círculo baja la diferencia de 3,5 puntos. La verdad es que algún sondeo, incluso manejado por los socialistas, ensancha aún más esa diferencia.  Iglesias ya se erige en jefe de la izquierda y no duda en cada comparecencia ponerle deberes al propio Pedro Sánchez.

Iglesias es consciente de que para poner distancia con el socialismo, un territorio resulta fundamental: Andalucía

De hecho, los primeros pasos de los coaligados hacia las urnas ha sido presentar al PSOE como un partido acabado al que desean instrumentalizar más tarde para poner punto final al PP. Ahora bien, Iglesias es consciente de que para poner distancia con el socialismo, un territorio resulta fundamental: Andalucía. Allí es donde va a jugarse gran parte del “sorpasso”. El 20D Andalucía lastró los resultados de Podemos. La diferencia fue de 12 escaños a favor del PSOE-A. Ahora mismo, y aunque Iglesias gusta de restarle trascendencia, la fuerte implantación de IU en la región puede ser el impulso determinante para recortar terreno.

Una vez superada la virginidad política, uno de los principales enemigos de Pablo Iglesias es su propia imagen

Una vez superada la virginidad política, uno de los principales enemigos de Pablo Iglesias es su propia imagen. Los estrategas de la formación morada siempre insisten en que necesita limar las aristas de su carácter político para poder llegar a los votantes de más edad. Cierto: Podemos tiene éxito entre los menores de 45 años, pero los votantes de mayor edad continúan decantándose por PP y PSOE, y son mayoría, un 58% del censo total. El propio Íñigo Errejón ha llegado a reconocer directamente tal problema. Quizá reconocerlo sea la vía elegida para que deje de existir. O, al menos, para que no exista tanto. “Sabemos que en muchas familias los hijos están votando Podemos. Esta vez –advertía— hace falta que los mayores voten también con sus hijos”.  En eso están los morados.