GRA 1 – 2 RM: Benzema y la Puerta de la Justicia

Cuenta una de las decenas de leyendas que rodean la Alhambra que se convertirá en Rey de los nazaríes aquel caballero que sea capaz de tocar montado en su corcel con su lanza la mano de Fátima esculpida en el arco de la fachada y la llave situada en el arco de entrada de la Puerta de la Justicia.

El Real Madrid, con un Benzema exquisito tirando del equipo, se ha coronado en monarca de LaLiga tras derrotar al Granada (1-2) en un partido en el que los de Zidane mostraron sus dos habituales caras: una redonda en la primera parte y otra desastrosa tras el descanso.

Parecía el encuentro ante el equipo entrenado por Diego Martínez el escollo más importante que les quedaba a los blancos en el sprint final de competición, pero los de Zidane tuvieron un primer tiempo en el que ni se despeinaron: un gol de Ferland Mendy a los diez minutos, con un terrorífico zapatazo sin ángulo que se comió Rui Silva, y un remate sutil al segundo palo de Benzema a los dieciséis dejaron a los locales pidiendo oxígeno y al Real Madrid viviendo uno de los ratos más plácidos que se le recuerdan en mucho tiempo.

El plan defensivo de Zidane, que alineó a cinco centrocampistas en Los Cármenes, funcionó a la perfección hasta el descanso. La entrada de inicio de Valverde sobreprotegió a Kroos y a Modric, que ya con la sola presencia de Casemiro viven bastante cómodos.

Isco reforzó el eje del centro del campo y atrás el regreso de Carvajal y de Sergio Ramos, unido a las buenas prestaciones de Varane y un Mendy que está acabando la temporada en estado de gracia, proporcionaron el cemento suficiente para que el Madrid, salvo en alguna jugada a balón parado, apenas pasara apuros. Mientras, la meta del cuadro nazarí era asediada de continuo: Benzema e Isco pudieron elevar un marcador de escándalo al descanso.

El Granada no se rindió. El 3-4-3 de inicio no había funcionado pese a todas las variantes que intentó en el primer acto y para el segundo tiempo la entrada de Antonio Puertas recolocó al equipo en 4-4-2. Casemiro debió cometer su primer error desde que le prestó la bicicleta a un primo el día de su Comunión, perdiendo el balón en la salida ante Carlos Fernández, y Machís no perdonó el regalo, poniéndole pimienta al partido.

Todo el control que había tenido el Madrid durante el primer tiempo comenzó a deshacerse, justo en el mismo momento en que Courtois encajaba un gol tras cuatro partidos imbatido.

La pelota comenzó a ser del Granada y los blancos sufrían sin ella. Zidane intentó cambiarle la dinámica al partido metiendo a Asensio y Rodrygo, dos extremos para abrir el campo, y que los locales tuvieran que cuidarse a su espalda, retirando del campo al 'Pajarito' Valverde, que sigue un par de escalones por debajo del nivelazo mostrado antes del parón, e Isco.

Y lo consiguió. Puede que porque al Granada se le encendió la luz de reserva del depósito o tal vez por las sustituciones, pero el Madrid pudo respirar un buen rato pese a que Casemiro, nerviosísimo tras su error, pedía el cambio a gritos: daba igual, Zidane hizo dos y no movió más el banquillo, en una de esas decisiones tan suyas que no entiende nadie más que él. Mientras, Sergio Ramos emergía para sostener a la zaga blanca cada vez que el Granada intentaba achuchar.

Justo en el minuto 85 el Granada tuvo el empate en una doble ocasión. Primero, Courtois sacó un remate de Gil Dias en el que estaba muy tapado; en la continuación de la jugada, Ramos sacó bajo palos el disparo de Azeez cementando las asas del título de Liga.

Sí, quizás tras el segundo tiempo no fuera de justicia que el Granada se marchara sin puntos del encuentro. Pero lo que sí es de justicia es que el Madrid, salvo debacle Tenerife Style, se proclamará campeón. El jueves o el domingo, qué más dará.