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Sánchez, flanqueado por Narbona, Ábalos y Calvo
Sánchez, flanqueado por Narbona, Ábalos y Calvo

Sánchez vuelve a derrochar soberbia e insiste en exigir un cheque en blanco

El líder del PSOE se presenta como "alternativa a la parálisis" y se olvida de Podemos y del partido de Iñigo Errejón para identificar a los socialistas como la única "izquierda cabal".

| ESdiario España

Pedro Sánchez sigue insistiendo en exigir apoyos sin condiciones a derecha e izquierda pues considera que es el único líder capaz de acabar con el parón político en nuestro país. En tono soberbio, el presidente del Gobierno en funciones ha presentado este sábado a su partido, el PSOE, como "alternativa a la parálisis" y garantía de estabilidad y cohesión del país frente a una derecha que habla de España de forma "grandilocuente" pero que ésta prácticamente ausente de territorios como Cataluña o el País Vasco.

En su intervención ante el Comité Federal del PSOE reunido en la sede de Ferraz, Sánchez ha esbozado los trazos de la que será su campaña a las generales del 10 de noviembre y que responderá al modelo clásico de identificar al PP como principal adversario.

Así, el discurso de Sánchez ante el centenar de miembros que componen el Comité Federal, máximo órgano del partido entre congresos, se ha centrado en diferenciar el proyecto "progresista" y "cabal" que representa el PSOE del "retroceso" que propone la derecha, al tiempo que ha obviado referirse a sus competidores por la izquierda, Podemos y el nuevo partido de Íñigo Errejón, Más País, que por primera vez concurrirá a las generales.

Si en las últimas semanas Sánchez se ha esforzado en culpar al resto de partidos de la repetición electoral sin asumir autocrítica alguna, el líder socialista parece querer pasar página de la fase de "reproches" y se ha centrado en explicar qué es lo que tiene que ofrecer su partido de cara a futuro.

"A los que quieran bronca, se la dejamos toda; a los que busquen mal rollo, les dejamos todo el mal rollo; los que busquen confrontación y destrucción, se la regalamos toda. Nosotros estaremos cara a cara de frente, explicando a los ciudadanos cuál es nuestro proyecto político en positivo", ha señalado.

A juicio del presidente, el PSOE ganará las elecciones poniendo el foco "en lo importante", ofreciendo "una salida al bloqueo" y poniendo en valor la política "de los hechos" que ha desarrollado desde su llegada a La Moncloa vía moción de censura contra Mariano Rajoy.

Una acción de gobierno que trasciende el Ejecutivo español, porque los socialistas gobiernan también numerosas Comunidades Autónomas y ayuntamientos. Esta presencia de su partido a lo largo y ancho de todo el territorio nacional -lo que no tiene por ejemplo el nuevo partido de Errejón- lo ha puesto en valor Sánchez en su discurso, también con el objetivo de diferenciarse del PP.

 

— Pedro Sánchez (@sanchezcastejon) September 28, 2019 " target="_blank" rel="noopener">

 

"Conocemos España de norte a sur y de este a oeste. No hay comarca sin una agrupación del PSOE", ha reivindicado Sánchez, exhibiendo la fortaleza de su partido en la España urbana y la rural y metiendo el dedo en la llaga en una de las principales debilidades del PP, el retroceso en su presencia en Cataluña y Euskadi.

"Sólo en la provincia de Barcelona, el PSC tiene más concejales que la suma de PP y Ciudadanos en toda Cataluña. Sólo en Vizcaya tenemos más conscejales que la suma de PP y Ciudadanos en toda Euskadi", ha presumido, poniendo en duda que la formación de Pablo Casado pueda aspirar a ofrecer "un proyecto de país" siendo "una fuerza residual" en buena parte del territorio español.

Ataques a la derecha

Las señas de identidad de la derecha cuando gobierna son, en cambio, la precariedad, la desigualdad, la corrupción y el enfrentamiento entre territorios, según su resumen. El PSOE, en cambio, ha abundado Sánchez, ofrece "certidumbre", "estabilidad" e "ideas claras" porque es "la izquierda consecuente, responsable", la que es capaz de transformar la sociedad y no dejar a nadie atrás al tiempo que mantiene "el rigor de las cuentas".

Consciente del temor que en la sociedad generan los síntomas de enfriamiento mundial de la economía, Sánchez ha sacado pecho de la gestión económica de su gobierno. "La deuda pública se va a situar en los niveles más bajos de los últimos siete años; estamos reduciendo el déficil público a niveles mínimos en la última década (...) Administramos con rigor a la vez que revertimos recortes", ha presumido.

 

La disyuntiva el próximo 10 de noviembre será por tanto la de elegir entre un Gobierno progresista del PSOE o un proyecto de la derecha que "no combata la precariedad laboral" ni el fraude en el empleo; que no apueste por una Formación Profesional de calidad, que dependa de la ultraderecha y que cuestione la mera existencia de la violencia de género.

"Un gobierno sostenido por la extrema derecha es retroceso y otro progresista como el que proponemos es un avance", ha simplificado Sánchez, dejando claro que la estrategia de su campaña pretende hacer ver a los ciudadanos que en estas elecciones está en juego que gobierne Sánchez o que lo haga el PP de Casado sumando con Ciudadanos y Vox.  Vuelve el "trifachito" al discurso sanchista, pues.