| 19 de Abril de 2024 Director Benjamín López

× Portada España Investigación Opinión Medios Chismógrafo Andalucía Castilla y León Castilla-La Mancha C. Valenciana Economía Deportes Motor Sostenibilidad Estilo esTendencia Salud ESdiario TV Viajar Mundo Suscribirse

De cinco años tras el ´paraíso´ a las clases de catalán: la historia de Ousman

"En 13 años he pasado de ser analfabeto a tener un posgrado", explica este ghanés que empezó en España durmiendo en las las calles de Barcelona y ahora dirige una ONG

| Héctor González Edición Valencia

Ousman Umar dirige en la actualidad la ONG Nasco Feeding Minds, luce un elegante traje oscuro y habla castellano a la perfección. No solamente lo habla, sino que lo entona, lo pronuncia sin acento foráneo, y se ha convertido en un orador de primerísimo nivel capaz de hacer que un auditorio repleto lo escucha embelesado, en total silencio, durante una hora. Lo logró una vez más en Valencia esta semana, en un acto organizado por la Fundación Mainel y Comunicadores por Europa.

Pero para llegar a donde está en la actualidad Umar tuvo que superar una larga travesía en el sentido literal de la expresión. Vivía en un aldea de Ghana, según relata, hasta que a los 13 años decidió afrontar el reto de trasladarse al ´paraíso´, a Europa, al mundo de los blancos. Se marchó, como señala, "por curiosidad". No fue por hambre porque "en mi pueblo nunca dormía sin haber comido antes".

Y esa curiosidad le indujo a vagar durante cinco años por África, a cruzar el desierto de Níger en una expedición conformada por "46 personas de las que solamente seis sobrevivieron". "Cuando llegas a Libia piensas que ya ha terminado tu viaje, pero ahí empieza realmente", apunta, para recalcar que "la mayoría de las personas que inicia esta migración desde diferentes países caen antes de llegar a la costa".

"Nunca me he sentido tan solo como los dos meses que pasé en las calles de Barcelona. Nadie me miraba a la cara"

La guadaña de la muerte ha estado cerca de segar su vida en repetidas ocasiones durante este periplo. Umar no sabe nadar. En un momento dado su amigo Mussa subió a una patera y él a otra. La de su amigo se hundió. En otra ocasión, la que le permitió llegar a España, la barcaza que lo transportó durante 48 horas encalló contra las rocas en Fuerteventura. "No sé cómo conseguí sobrevivir", expresa.

 

En 2005 llegó a Barcelona, donde estuvo viviendo dos meses en la calle. "Nunca me he sentido tan solo. Nadie me miraba a la cara", explica, para a continuación también recordar que "antes de darme de comer en Cruz Roja me enviaron a aprender castellano y catalán".

La situación cambió cuando Montse, una señora de Barcelona, lo llevó a su casa. "La primera noche, en una cama, cuando me dio un beso en la frente, con calefacción, no podía dormir", señala, para  recalcar que "en 13 años he pasado de ser analfabeto a posgrado en Esade".

Estudió Química mientras trabajaba en un taller de reparación de bicicletas y sus primeros ahorros los destinó a comprar 45 ordenadores y a montar un escuela en su país Ghana, que ha ido creciendo sin ayudas públicas ni españolas ni ghanesas, como hace hincapié en repetidas ocasiones.

La auténtica Europa con la que sueñan muchos africanos está en su casa, con la educación. Hemos de alimentar su mente.

Ousman Umar afirma, sin dudarlo un ápice, que "quienes hemos llegado a Europa vivos tenemos una gran responsabilidad". En la práctica, se traduce en convencer a sus compatriotas de que "la auténtica Europa con la que sueñan muchos africanos está en su casa, con la educación. Hemos de alimentar su mente. El cambio en nuestras vidas depende de cada uno de nosotros. La solución no está en cruzar el mar. Cuando llegas allí ya es demasiado tarde". Con esas palabras logró que su hermano no se lanzara al desierto para seguir su camino, que se quedara en su Ghana natal.

Cuando le preguntan qué se puede hacer desde la comodidad de Europa, responde que "tener un poco más de humanidad y empatía, y querer ayudar". Eso sí, recomienda que antes de ayudar "se escuche a la persona afectada para comprender cuál es la mejor manera de ayudarla".

Su historia de superación ha tenido sus lógicos altibajos, que sobrellevó "pensando que hay muchas personas que dependen de cada uno de nosotros. Hemos de hacer el esfuerzo de recordarlo cuando creemos que no podemos más".

A partir de ahí, anima a cada cuál a afrontar su destino con la convicción de que "hasta que no asumimos la responsabilidad de nuestro mundo cada uno de nosotros, nada va a variar. Para cambiar el mundo tenemos que empezar por cambiar nuestro mundillo. Razones para no hacer nada y dejar que todo siga igual existen millones".

Tiene un consejo para los medios de comunicaciones, a los que pide que "intenten superar el morbo del pobre inmigrante que llega. Somos personas como los abuelos de muchos españoles, que se fueron a diferentes países buscando un futuro mejor. Los medios deben enseñar la otra África, y no solamente la cara la pobreza".

Cuando transmites confianza, compromiso con lo que estás haciendo, consigues salir adelante. El pasado no lo podemos cambiar, pero sí que podemos escribir el resto de nuestra historia

Ousman salpimenta su relato con ideas fuerza que calan en el auditorio. "Cuando transmites confianza, compromiso con lo que estás haciendo, consigues salir adelante. El pasado no lo podemos cambiar, pero sí que podemos escribir el resto de nuestra historia. El cambio en nuestras vidas depende de cada uno de nosotros", recalca.

No se puede pagar con dinero tener a alguien que te escuche, que se preocupe"

Y vuelve a aquella noche en Barcelona en la que pudo dormir en un casa, cuando Montse besó su frente y le deseó buenas noches."No se puede pagar con dinero tener a alguien que te escuche, que se preocupe de tí", sentencia.