Pilar Rubio vuelve a "humillar" públicamente a Sara Carbonero con un regalo

Día de Reyes y no podemos dejar de hablar de regalos. Con sus majestades de Oriente de plena actualidad los titulares del cuoredeportivismo se han llenado de metáforas regalísticas. Serán regalos de verdad o no, pero eso a los periodistas (ya lo saben nuestros numerosos detractores) nos viene dando igual a la hora de ponernos poéticos.

Así las cosas esta semana se habló del “regalo” de Reyes que le habría hecho Sergio Ramos a Pilar Rubio con adjetivos tipo “colosal”, “espectacular”, “paradisíaco”... Que en realidad lo que pasa es que los tortolitos se han “regalado” a sí mismos su propia playa de arena a domicilio (quien necesita a Melchor, Gaspar y Baltasar cuando se ganan tropocientos millones de euros al año). Es lo que tiene ser rico. ¿Que vives en Madrid? Pues te pones tu propia playa en casa y santas pascuas.

Se trata de una piscina de arena de hormigón gunitado, muy habitual en urbanizaciones de lujo como La Moraleja, donde viven los Ramos Rubio. Regalazo, vamos.

También estos días se ha hablado en la prensa deportiva del “regalo” que Iker Casillas le ha hecho a Sara Carbonero por Reyes: la renovación con el Oporto. ¿Y por qué es un regalo para Sara?, se preguntarán ustedes. Pues porque se dice, se rumorea, se comenta, que la presentadora tiene asumido que su santo no volverá a jugar en España y mejor Oporto que una oferta en la “conchinchina”. Al fin y al cabo más cerca de España que Portugal, muy pocas cosas hay para jugar al fútbol.

Pos vaya regalo, dirán los lectores. Oye, para gustos se hicieron los colores. A lo mejor a Sara le hace más ilusión poder estar en Madrid en una hora que una “playa de arena en el patio”. Al fin y al cabo ahora tiene más cerca la playa que antes. Con el agua del mar pelín más fría, sí, pero playa de verdad, con su arena de verdad, y su agua congelada del Océano Atlántico de verdad...

Además, Pilar Rubio bastante tiene ya con haber ofendido a millones de "tías que fueron a EGB" intentando emular el mítico, legendario, inolvidable salto de baile con el que Jennifer Grey y Patrick Swayze hicieron suspirar a cienes y cienes de chicas que estaban despertando a la pubertad allá por los ochenta. ¿Habrase visto tamaña osadía que pervertir Dirty Dancing? No te lo perdonaré jamás, Pilar Rubio. Jamás.