| 28 de Marzo de 2024 Director Antonio Martín Beaumont

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Pedro Sánchez presidiendo un comité de emergencia.
Pedro Sánchez presidiendo un comité de emergencia.

El caos del Ministerio tapona el suministro de material sanitario a toda España

El departamento que dirige Salvador Illa tiene indignadas a las comunidades y a las empresas importadoras con su política de centralización de compras, que se está demostrando ineficiente.

| Ana Isabel Martín España

La decisión del Ministerio de Sanidad de centralizar la compra de productos sanitarios que necesitan con urgencia el personal de los hospitales y los enfermos ha derivado en un caos de proporciones bíblicas. 

Comunidades como Madrid, Andalucía y Cataluña se han quejado al departamento que dirige Salvador Illa y le han llegado a acusar, incluso, de tener retenido material a la espera de su reparto. 

Pero no solo los gobiernos regionales. Médicos, enfermeros, celadores, policías, militares y demás profesionales que están en primera línea contra el Covid-19 vienen reclamando reiteradamente al Gobierno que no permita que sigan yendo a esta guerra a pecho descubierto. También los empleados de los supermercados, transportistas y repartidores, que prestan un servicio vital.

La presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, ha llegado incluso a poner por escrito las necesidades de su exhausta plantilla: casi 12 millones de mascarillas quirúrgicas, 1,6 millones de mascarillas FPP2, más de 64.000 monos impermeables, cerca de 255.000 batas desechables... 

Los SOS llegados desde diversas comunidades se colaron este jueves en la rueda de prensa del ministro Illa, que reconoció implícitamente el monumental desbarajuste al dejar la puerta abierta a que a partir de ahora las comunidades "puedan seguir haciendo su gestión de compra si lo desean". Es decir, como antes. 

La marcha atrás de Sanidad llega justo a tiempo para la Junta de Castilla y León, que está pendiente de que el sábado llegue un avión con batas, mascarillas y gafas de protección. "Somos plenamente conscientes de la situación de escasez de material, pero el decreto de compra lo firmamos el 10 de marzo, incluso antes de que el Gobierno diera su autorización", relató este jueves su vicepresidente, Francisco Igea

El presidente de la Junta de Castilla y León, su vicepresidente y la consejera de Sanidad.

 

Si el avión hubiera aterrizado, pongamos, el miércoles, al Gobierno castellano y leonés le habría pasado lo que le pasó a la Junta de Andalucía el domingo. Ese día la Guardia Civil, por orden del Gobierno, se incautó de 150.000 mascarillas que el Servicio Andaluz de Salud había encargado a la empresa jienense Diseños NT. Se las llevaron a Madrid, sin aviso ni compensación, según fuentes del Ejecutivo de Juan Manuel Moreno

La reacción del consejero de Salud, Jesús Aguirre, fue enviar una carta al ministro quejándose de la "absoluta precariedad" en la que habían dejado a la Sanidad andaluz. Para que se callara le enviaron 40.000 mascarillas. 

"Me consta que el Ministerio no está bloqueando material en ningún lugar, sino identificando qué hay y dónde. La Comunidad de Madrid ya ha recibido 325.000 mascarillas. Tenemos que concienciarnos todos de que aunque se van obteniendo partidas hay una escasez general. Este tipo de acusaciones dañan al sistema más que a otra cosa", afirmó este jueves el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias del Ministerio, Fernando Simón.

Bloqueando tal vez no; entorpeciendo, sí. Eso opinan las -contadas- empresas que se dedican a la importación de material sanitario (en España casi todo el material se compra fuera porque no hay apenas fabricación propia, he ahí uno de los grandes problemas añadidos). 

El ministro de Sanidad, Salvador Illa, en el Congreso.

 

El responsable de una de ellas denuncia en ESdiario que el Gobierno "no tiene nada, absolutamente nada" de material por su falta de previsión. Y que ahora, con su decisión de requisar todo el material que encuentra a su paso, ya sea por tierra, mar o aire, tiene a las empresas mano sobre mano. 

Este empresario pone un ejemplo. Sanidad ha bloqueado la entrada aduanera de todos los productos sanitarios necesarios para hacer frente al coronavirus. De modo que si a cualquier aeropuerto llega una partida que previamente hubiera encargado una empresa (con licencia de importador de productos sanitarios), automáticamente se le incauta. Conclusión: ninguna empresario hace las gestiones y el desembolso económico para que luego le lleven la mercancía. 

"Yo tengo un preacuerdo con cuatro fábricas asiáticas que pueden producir cada una entre 200.000 y 300.000 mascarillas al día", señala. Pero a renglón seguido explica que sin un encargo del Ministerio no va a cerrar la operación porque el pedido acabaría confiscado.

La situación no tiene visos de mejorar, sino de empeorar a medida que la famosa curva del coronavirus siga en sentido ascendente.

A tal punto llegan las apreturas del Gobierno que éste ha conminado al Consejo Intertextil Español a que sus socios fabriquen mascarillas y equipos de protección. El problema: la fabricación de productos sanitarios está sometida a unos altos estándares de calidad y ha tener el plácet de lo que se llama un organismo notificado. Así que el nudo gordiano crece.