| 20 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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El informe de la vergüenza: 27.000 ancianos murieron abandonados

El documento de Médicos sin Fronteras es desgarrador, digno de una película de ficción, pero esa realidad ha sucedido en España y aquí sigue todo el mundo en sus puestos, sin mover ficha.

| Sonia Reyes Edición Elche

Vergüenza nacional, abandono, genocidio... no hay palabras para definir el demoledor informe de Médicos sin Fronteras, en el que se describe con horrible crudeza el drama de las residencias de ancianos durante la pandemia. La muerte de miles de seres humanos en unas condiciones vejatorias, sólo comparables a episodios vergonzosos de nuestro pasado como el exterminio nazi.

Puertas cerradas, seres humanos suplicando salir, probablemente sin recibir alimento ni aseo durante días y nadie hizo nada al respecto. El informe de Médicos sin Fronteras es desgarrador, digno de una película de ficción, pero esa realidad contada por el personal de los geriátricos, bomberos y militares, ha sucedido en España y aquí sigue todo el mundo en sus puestos, sin mover ficha y sólo pendientes de las tonterías políticas que acompañan nuestro panorama diario.

Pablo Iglesias se encargó personalmente del control de las residencias de ancianos -fue lo que él declaró durante el Estado de Alarma- y el resultado ha sido trágico, con un alto indice de mortandad, pero además de la manera más horrible posible. Y lo más lamentable es que seguramenteun gran número de los fallecidos no estaban ni siquiera enfermos, sólo fueron víctimas de un terrible abandono, debido al aislamiento indiscriminado que sufrieron muchos de ellos

No sé si la culpa la tienen los fondos buitres que gestionan muchos de estos centros, las comunidades autónomas o el Gobierno Central,  pero la cifra de 27.000 muertes en estas circunstancias es un escándalo de órdago y alguien tiene que ser responsable.

Nuestros ancianos han muerto como animales enjaulados, encerrados bajo llave, abandonados a su suerte y en centros de mayores que se convirtieron durante la pandemia en la cámara de los horrores. 

Es una gran casualidad que el mismo día que aparece este informe Pablo Iglesias denuncie el “acoso” a sus hijos, al haber tenido que suspender sus vacaciones en Asturias por pintadas y amenazas contra su persona. Dónde están las imágenes de ese peligroso e insoportable ataque señor Iglesias? Si eso es cierto, vaya a l acomisaría de Policía y denuncie como cualquier ciudadano porque tiene usted el derecho y la obligación de salvaguardar el bienestar y la seguridad de sus pequeños. Es inadmisible que los niños tengan que sufrir, en cualquier circunstancia y sólo porque sus padres se dediquen a la política. Quizás sería una buena ocasión para dejar de “naturalizar” -como dijo usted- el insulto a políticos y periodistas y centrarse en los problemas gravísimos que tiene España.

Al margen de su vida personal, usted -como vicepresidente de Asuntos Sociales- y otros cargos con autoridad para tomar decisiones tenían la responsabilidad de haber procurado proteger a muchos de esos ancianos muertos. Ó al menos haber pedido ayuda para evitar esta tragedia humana. Lo que no es de recibo es que se vayan pasando la pelota unos a otros y nunca nadie sea capaz de asumir los errores.

Quien dio las órdenes para encerrar en sus habitaciones a todos esos mayores? Usted debería desde hoy mismo encargarse de llegar hasta el final de este macabro asunto. 

Ojalá hubieran sido dejados en las calles si no había recursos para su cuidado. Seguramente alguien los hubiera recogido y protegido. Pero no, los centros de mayores se blindaron a cal y canto para ocultar la tragedia, como se ha hecho con casi todo desde que comenzó la pandemia. Este gravísimo delito debería ser denunciado ante el Tribunal de Derechos Humanos de La Haya. No podemos ni debemos mirar hacia otro lado ante esto. No es una cuestión de ideología, es simplemente una gravísima falta de humanidad indigna de cualquier país que se autodenomine “civilizado”.