| 26 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, en un pleno del Senado.
El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, en un pleno del Senado.

Marlaska enfurece a la Policía por cómplice del boicot del Gobierno de Navarra

No contento con lograr de Sánchez el visto bueno para arrebatar a la Guardia Civil las competencias de tráfico, el ejecutivo de Uxue Barlos planea ahora un insólito veto a las FSE.

| Miguel Blasco España

Fue hace apenas unos días, el pasado 31 de octubre, cuando la Guardia Civil de Navarra recibió un insólito varapalo llegado desde el mismísimo Palacio de la Moncloa. Con la complicidad del ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, Pedro Sánchez cedía a las exigencias de la presidenta navarra, Uxue Barkos, -que gobierna sostenida por Bildu y la marca local de Izquierda Unida- y arrebataba las competencias de tráfico al Instituto Armado, una histórica exigencia de los proetarras.

Tanto los sindicatos de la Policía como las asociaciones de la Guardia Civil pusieron entonces el grito en el cielo. Más de 200 agentes, muchos de ellos radicados e integrados con sus familias en la Comunidad Foral desde hace tiempo, eran obligados a hacer las maletas. "Nos han vendido", se llegó a escuchar.

Pero, ahora, las cosas aún han empeorado más. El caso es que ante las nuevas funciones asumidas por la policía autonómica, con una plantilla insuficiente para asumir la nueva competencia estatal, el gobierno de Barkos reconoce que se ve obligado a incrementar su plantilla. Y la propia Barkos, junto a Bildu, pretende boicotear y prohibir el acceso al Cuerpo Foral a aquellos agentes de las Fuerzas de Seguridad que así lo deseen.

Es decir, el ejecutivo nacionalista quiere vetar a policías nacionales y guardias civiles con una evidiable formación y una acreditada experiencia e impedir las tradicionales pasarelas entre cuerpos policiales.

 

Agentes de la Guardia Civil y de la Policía navarra, trabajando codo con codo, este pasado domingo en Alsasua.

 

La insólita y anticonstitucional postura del gobierno navarro llegó este miércoles al Parlamento Foral, donde se tramita ya la nueva Ley de Policías de Navarra. En estos primeros pasos, UPN y PSOE han logrado que al menos se debata en las próxima semanas la posibilidad de que se abra esa puerta a que agentes de la Guardia Civil y la Policía Nacional para que puedan integrarse en la Policía Foral. La iniciativa salió adelante gracias al voto favorable del PP y la abstención de Podemos.

Sin embargo, Geroa Bai, Bildu e Izquierda-Ezquerra siguen con sus intenciones de cara a la votación de la citada ley, prevista para el próximo día 15 "Hay un especial interés político de que en una ley para las policías de Navarra figure esto. Todos sabemos lo que significa y las posiciones políticas que tenemos todos", advirtió durante el debate el portavoz de Bildu y exdirigente de Batasuna, Adolfo Araiz.

Pero es la propia portavoz del gobierno de Barkos, María Solana, quien ha defendido el boicot a los agentes de la Guardia Civil y la Policía. "El Gobierno no ha planteado en absoluto una pasarela. Si la competencia de tráfico la asume el Gobierno de Navarra, será la Policía Foral quien llevará a cabo todo lo que implica la competencia. En principio, se está trabajando en la revisión de necesidades, en tanto que habría que crear nuevas plazas". Es decir, una plantilla nueva antes que el acceso de agentes ya preparados.

Y todo, pese a que una buena parte de la sociedad navarra lleva meses reivindicando el papel de la Guardia Civil, más aún tras la brutal paliza de varios proetarras a varios agentes y sus parejas en la localidad de Alsasua. La antigua obsesión de los radicales y del nacionalismo vasco de expulsar a la Benemérita de Navarra está más cerca que nunca.

Y los agentes claman contra el silencio cómplice del ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, que conoce a la perfección el legado y la profesionalidad de las FSE en la Comunidad Foral.

La flexiY tbilidad de jornadas deberá ser acordada

Manifestación en Navarra de apoyo a la Guardia Civil, objetivo del gobierno nacionalista de Uxue Barkos.