| 20 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Susana  Camarero
Susana Camarero

Más familia y más conciliación tras el Covid

En la última crisis económica en España la solidaridad de las familias permitió salir adelante a muchas de ellas, y en esta no puede ser menos, pero puede ser mejor.

| Susana Camarero* Edición Valencia

El mundo ha cambiado de repente, ya poco se parece al que dejamos, parado en marzo, ya nada será igual, ni nuestra manera de relacionarnos, ni de trabajar, ni de estudiar, ni de viajar, ni de vivir. Estamos recomenzando, rehaciendo una nueva realidad que debemos construir entre todos.

En esta nueva normalidad a tramos que nos anuncia el presidente del Gobierno y en la que la incertidumbre y el desconcierto es nuestra única certeza, se nos plantea la necesidad de encontrar soluciones a los problemas que las familias sufrimos cada día.

La nueva normalidad que nos anuncian pasa porque nuestros hijos e hijas van a estar sin regresar al colegio hasta septiembre como pronto, seis meses sin colegio, sin rutinas, sin hábitos de estudio, sin las normas que aceptan en el colegio pero que se convierten en una quimera intentar mantenerlas en casa.

La nueva normalidad es el anuncio por parte de las autoridades sanitarias de que pueden llegar nuevos brotes en verano o en otoño, con la amenaza de nuevos confinamientos.

La nueva normalidad es que la Ministra de Educación adelanta, sin saber si es una idea estudiada, consensuada con la comunidad educativa y las Comunidades Autónomas competentes en la materia, que los niños podrían volver en septiembre a clase de manera parcial, a turnos, ya veremos quiénes y cómo. Ninguna concreción de un globo sonda que cae como un misil sobre unas familias sobresaturadas de ejercer de cuidadores, educadores y trabajadores a tiempo completo.

Impidamos que de esta crisis las mujeres sean las grandes sacrificadas y las familias sufran más vulnerabilidad. Estamos a tiempo de construir un nuevo escenario de convivencia basado en valores sociales como la tolerancia, el respeto, la reciprocidad, la justicia y la equidad. 

Sea como fuere la realidad es que hoy tenemos una situación escolar de los niños que es incompatible con la situación laboral de los padres, porque mientras el país intenta regresar a la normalidad económica poco a poco, mientras los empresarios, PYMES, autónomos y trabajadores están intentando volver a levantar la persiana, nos encontramos con que nuestros hijos no van a ir al colegio, al menos, hasta septiembre, y ya veremos cómo.

Y comprobamos, con asombro, como sobre una cuestión tan elemental para las familias no hay suficiente debate ni respuestas, pero hay muchísima incertidumbre, miedo y desasosiego en las familias.

El presidente del Gobierno dijo en el debate sobre la nueva prórroga que se está trabajando en medidas de conciliación, pero ni una concreción, la realidad es que las familias seguimos in albis. Necesitamos saber en qué consisten esas medidas de conciliación anunciadas por el gobierno, queremos saber qué propuestas ha puesto encima de la mesa la Ministra de Igualdad o si se ha iniciado algún tipo de negociación con los agentes sociales para que en esta desescalada sin colegio las familias podamos organizarnos.

En la desescalada y más allá, en el nuevo modelo de país que nos toca construir tras la pandemia, las familias deben tener un papel esencial. Podemos recordar que en la última crisis económica en España la solidaridad de las familias permitió salir adelante a muchas de ellas, y en esta no puede ser menos, pero puede ser mejor.

De esta crisis, que ya sufrimos, debemos salir todos juntos, sin que nadie quede en el camino y para ello es necesario poner a las familias en el centro del debate, tenerlas muy presentes en las medidas que se vayan tomando.

Sólo un compromiso real con la conciliación puede evitar el impacto de género de la crisis económica y social provocada por el COVID-19.

Por muchas razones, la primera porque las mujeres siguen teniendo mayor tasa de paro, más empleo a tiempo parcial y empleos más precarios, por tanto son las que antes y más rápidamente son expulsadas del mercado laboral. Segundo porque esta vez los abuelos no pueden servirnos como cuidadores de nuestros hijos porque hoy son ellos los verdaderamente vulnerables, los que necesitan, más que nunca, de nuestros cuidados.

Por tanto, si no se establecen protocolos de desescalada pensando en las familias con hijos pequeños, en los cuidados y en las medidas de conciliación, serán las mujeres mayoritariamente las que renuncien a su trabajo, reduzcan sus jornadas, o soliciten, aquellas que puedan, teletrabajar para poder cuidar a los menores. Por tanto serán ellas las que sacrifiquen sus futuros laborales.

Como país no nos podemos permitir desperdiciar todo este talento femenino. Por ello, necesitamos que el gobierno apoye, incentive, favorezca a que las empresas cuenten con medidas de responsabilidad familiar, no se trata solo de obligar a contar con planes de igualdad, se trata de concienciar, cambiar mentalidades, usos y costumbres, modelos de trabajo si queremos que nadie se quede en el camino, si apostamos porque las mujeres no sufran en sus carnes, de nuevo, la crisis.
Sabemos cómo hacerlo, poniendo en marcha medidas de conciliación y corresponsabilidad adecuadas, como han hecho muchas empresas durante los últimos años a través de planes de igualdad.

Son esas las herramientas que permitirán a las mujeres no renunciar y a las familias aliviar su angustia. Son medidas que han funcionado en las empresas que las tienen y que algunas se han podido utilizar ya en estas semanas de confinamiento: teletrabajo, flexibilidad horaria, reducciones y adaptaciones de jornada, cambios de turnos, y un conjunto de instrumentos que
permite mejorar la productividad y el clima laboral y familiar de los trabajadores.

Impidamos que de esta crisis las mujeres sean las grandes sacrificadas y las familias sufran más vulnerabilidad. Estamos a tiempo de construir un nuevo escenario de convivencia basado en valores sociales como la tolerancia, el respeto, la reciprocidad, la justicia y la equidad. Porque las familias, merecen el esfuerzo y compromiso de todos, gobiernos, agentes sociales y económicos con la Conciliación y la Corresponsabilidad.

Es momento de más conciliación y corresponsabilidad y más familia.

Susana Camarero fue secretaria de Estado de Servicios Sociales e Igualdad