| 23 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Que no engañen a nadie: Pedro Sánchez y Pablo Iglesias son socios desde 2015

| EDITORIAL Editorial

 

 

Aunque España se ha acostumbrado ya a casi todo, no deja de ser sorprendente que casi dos meses después de la celebración de las Elecciones Generales no haya prevista siquiera una fecha fija para la sesión de investidura del nuevo presidente del Gobierno. 

Ello indica, por encima de la fenomenal propaganda que impulsa a Sánchez desde hace meses, que la situación objetiva del PSOE no es tan boyante y que, por regular o mal que le haya ido al resto, sigue teniendo solo 123 diputados: el menor apoyo que jamás tuvo ningún presidente elegido por las urnas, con la excepción del propio líder socialista en la temeraria moción de censura.

Y como cargar ese déficit en los partidos que más alejados están de su programa es imposible, especialmente si el PSOE sigue esperando que Ciudadanos se quite de en medio gratis y no con una propuesta concreta de programa y coalición, a Sánchez solo le queda repetir su alianza con Podemos y con el independentismo.

Desde 2015

Que es la que en realidad lleva aplicando, con distintas fórmulas, desde las Elecciones Autonómicas de 2015, comienzo de los acuerdos formales con Podemos continuados en la moción de censura, también respaldada de manera unánime por el soberanismo.

PSOE y Podemos llevan entendiéndose desde 2015 y decidiendo gobiernos y presupuestos en toda España

Por eso no tiene sentido que, siendo las cuentas las que son, Sánchez se niegue a la razonable petición de Pablo Iglesias de formar parte de un Gobierno que, con ellos o sin ellos en el Consejo de Ministros, aplicará buena parte del programa de Podemos: ya lo hizo con el pacto de los Presupuestos Generales tan solemnemente rubricado en La Moncloa.

Mejor juntos

Que ese Ejecutivo tenga aspecto de desastre, al menos para quienes creemos que la combinación de populismo y nacionalismo es funesta, no significa que carezca de lógica. Y permitiría acabar con el imposible material de un Gobierno que se dice moderado pero aplica recetas demagógicas.

Visualizar que eso es así por la alianza estructural de PSOE y Podemos, tan socios reales como enemigos electorales, al menos servirá para que el ciudadano sepa a qué atenerse y no quede vencido por la publicidad que envuelve incluso los peores errores del sanchismo.