Verstrynge pide mano dura tras los sucesos de Colonia

Los sucesos de Colonia han causado estupor. No sólo han dado la razón a quienes advirtieron de que abrir las puertas a miles de personas sin un control de entrada mínimo podía tener consecuencias sino que también ha tirado por los suelos el dogma del multiculturalismo. 

El discurso oficial se vino abajo en Colonia en la noche de San Silvestre cuando miles de africanos, entre los que se encontraban solicitantes de asilo, inmigrantes ilegales y refugiados, acosaron y agredieron a cientos de mujeres.

El hecho, ocultado por las autoridades con la complicidad de los medios de comunicación, también se repitió en ciudades como Stuttgart, Hamburgo, Berlín o Bielefeld. 

El hecho, ocultado por las autoridades con la complicidad de los medios de comunicación, también se repitió en ciudades como Stuttgart, Hamburgo, Berlín o Bielefeld. 

La avalancha de denuncias, junto a las filtraciones procedentes del ámbito policial, sacaron a la luz lo que se intentó ocultar. Para colmo, las cosas fueron más allá al desvelarse cómo se habían tapado sucesos similares, en menor escala, que habían tenido lugar con anterioridad. Todo bajo la excusa de no incitar al racismo y a la islamofobia. 

"Ha sido una actitud vergonzosa. Se han ocultado los hechos y se ha tomado a la gente por imbécil. Es precisamente ese ocultamiento lo que refuerza el racismo, porque los naturales ven que los otros se benefician de un paraguas protector.", asegura el profesor Jorge Verstrynge, una de las escasas voces que advirtió sobre los problemas que podía generar una llegada masiva de refugiados y cuyos postulados sobre la inmigración le valieron el veto de ciertos sectores de Podemos, partido al que asesora aunque no pertenece a él, en especial los vinculados a Anticapitalistas.

"A quien incumpla la ley hay que ponerlo de patitas en la calle", asegura Verstrynge sobre los sucesos de Colonia.

"Hay que darle las gracias a Angela Merkel, que se ha cargado ella solita la Europa de Schengen. Me hace gracia, por decirlo de alguna manera, ver cómo ahora llora como una plañidera porque la han dejado sola con el muerto. ¿Y qué esperaba, si fue ella la que abrió las puertas a tutiplén a casi un millón de personas con una cultura y unas creencias diferentes porque le dio la gana?", argumenta Verstrynge, cuyo diagnóstico es contundente. 

"Por mi experiencia, este asunto no se soluciona con buenismo sino con mano firme. El que delinque, expulsión. Eso tiene que estar muy claro. Y me da igual que sea refugiado o no. ¿Qué pasa? ¿Que porque uno tenga estatuto de refugiado tiene veda? A quien incumpla la ley hay que ponerlo de patitas en la calle o esto se va de las manos", considera. 

Las declaraciones de Verstrynge, electrón libre, no se quedan ahí y su premonición es clara: "La integración no funciona. O se asimilan o no habrá resultado".