| 25 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Interpretando a Ciudadanos

Siempre que un dirigente de la formación naranja es entrevistado se le formula una y otra vez la misma pregunta y a nadie le satisface la respuesta. Pero ya se ha definido...

| Marcial Martelo Opinión

@El_Mundo: "El líder de Ciudadanos se niega a aclarar al poder económico con quién prefiere pactar tras el 20-D".

"¿Con quién pactará Ciudadanos?". Siempre que un dirigente de este partido es entrevistado, se le formula una y otra vez esta pregunta. La respuesta no suele distar mucho de un "pactaremos con quien acepte nuestras propuestas". Pero el hecho de que la cuestión regrese siempre parece indicar que esta contestación satisface a muy pocos.

Y es que hay muchos que creen que Ciudadanos está eludiendo responder con el único y torticero propósito de poder seguir pescando votos en los caladeros de los dos grandes partidos. Se trataría de disfrazar sus verdaderas intenciones (o sea, pactar con el PP, según el manual de campaña del PSOE; o pactar con el éste, según el argumentario del inefable Moragas), para así poder continuar con el "robo" de votantes a unos y a otros.

Es verdad que Ciudadanos está obligado a aclarar a quién va a apoyar tras las elecciones en el caso de no ganarlas. Pero lo que parece no entender casi nadie es que Ciudadanos ya se ha definido, y además con absoluta claridad.

Lo hace cuando repite incansable que su objetivo es ganar las elecciones, pero que en el caso de no conseguirlo decidirá su apoyo en función de quién acepte sus propuestas. Y dada esa exigencia, ha de reconocerse lo justificado de su negativa a anticipar ahora su decisión puesto que, hoy por hoy, ni el programa del PP ni el del PSOE las comparten.

¿Significa eso que Ciudadanos sólo respaldará a aquel partido que acepte y aplique la totalidad de su programa? No hay nada más estúpido y antidemocrático que un perdedor pretendiendo imponer al ganador su programa. Y los dirigentes de Ciudadanos han demostrado no ser ni una cosa ni otra. Cuando Ciudadanos habla de la aceptación de sus propuestas, como el Santo Grial a cambio del cual prestará su fuerza, parece evidente que no se está refiriendo a toda la lista de la compra de su ideario, sino al primer y más prioritario componente de su cesta: la regeneración democrática.

La aspiración fundamental de Ciudadanos no es un cambio de modelo de estado, que es la etérea e inútil propuesta del PSOE, instalado en la obsesión de que España puede y debe complacer al nacionalismo. Ni tampoco el continuismo del PP, sólo preocupado por la gestión económica (continuismo que además de insultante es manifiestamente suicida: insultante, por estar alimentado por la vieja creencia franquista de que a los españoles se les conquista por el bolsillo; y suicida, porque si el inmovilismo del PP ya nos ha traído a los bárbaros a las puertas del Congreso, es claro que cuatro años más de lo mismo terminaría por llevarlos hasta la cocina de la Moncloa).

El compromiso fundamental de Ciudadanos con el electorado es la regeneración del sistema a través de una profunda reforma institucional que sustituya a la actual partitocracia -corrupta y presente hasta la náusea en todos los ámbitos de la sociedad- por un régimen abierto a la ciudadanía, en el que ésta sea la verdadera protagonista. Y dentro de este compromiso, basta leer su programa para percibir que una tarea se defiende como esencial: liberar al poder judicial de su servidumbre política.

El control político del Poder Judicial es la clave de bóveda de la corrupción en España. Por esta razón, es seguro apostar a que eliminarlo será el mínimo innegociable, el precio que Ciudadanos exigirá por su apoyo. Y ya que ninguno de los dos grandes partidos lleva tal reforma en sus programas (ni siquiera hace falta leerlos para comprobarlo, pues hablan por ellos los casi cuarenta años de GAL, FILESA, Bárcenas, ERE´S y Gürtel que nos contemplan), es claro que habrá que esperar al 21D para saber cuál de los dos -si es que alguno lo hace- aceptará esa catarsis de la judicatura. En mi opinión, el mensaje de Ciudadanos está muy claro: sólo recibirá su respaldo aquél que asuma al menos el compromiso de devolver a la Justicia el derecho a usar legítimamente su nombre.

Exigir a Ciudadanos que anticipe a quién apoyará sería tan absurdo como exigir a un vendedor la firma de un contrato en blanco. En todo caso, para explicarlo definitivamente y acallar a los ansiosos, acudamos una vez más -aunque con ligero retoque- al popular eslogan de la campaña electoral de Bill Clinton: "Es mi alma, estúpido", lo que ésta en juego.