| 24 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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El señor de Murcia que no es profeta en su tierra y que marea al PP valenciano

Adalid del ´pacto a la andaluza´que ha arrastrado el PP, la alargada sombra de Egea llega mucho más que a la designación de diputados por las tres circunscripciones provinciales valencianas

| Héctor González Edición Valencia

Teodoro García Egea, el todopoderoso secretario general al que Pablo Casado le ha entregado las riendas de la cuádriga del PP mientras él se ocupa de alancear a Pedro Sánchez, está embarrancando en su propia tierra, Murcia. El denominado 'pacto a la andaluza' del que fue muñidor, suscriptor y rostro visible, no arranca en su región. Más bien al contrario. Y el secretario general, que tanto se había ocupado de acercar al PP a Vox tratando a su rival de flanco político como un posible aliado, ahora no tiene reparo en tacharle de "ultraderechita cobarde".

El mismo bandazo que supuso pasar de escorarse en la derecha política a, catastróficos resultados mediante en las generales, a intentar competir por el centro con Ciudadanos y alejarse -aunque no tanto como aparenta el partido que preside Albert Rivera- de la formación que dirige Santiago Abascal.

Y esos vaivenes estratégicos y/o mentales de García Egea, que rubrica Casado, afectan a los diferentes territorios autonómicos y a las acciones de sus líderes, fuertemente marcados y vigilados por la dirección del partido. La presidenta regional del PPCV, Isabel Bonig, no se cansó de repetir lo de ´pacto a la andaluza´(también lo hacía sin pestañear el candidato de Ciudadanos, Toni Cantó) cuando pensaba que un acuerdo similar podía encumbrarla a la presidencia del Consell. Aunque no acabara de ver claro lo de dejar el camino expedito, sin crítica alguna, a Vox.

También siguió el guion marcado por el plenipotenciario García Egea cuando el murciano anticipó el nombre de María José Catalá como candidata a la alcaldía de Valencia o tras la determinación de la dirección nacional de confeccionar a su libre albedrío las listas a Congreso y Senado por las provincias valencianas.

Tan solo pareció que se plantaba ante ese rumor nunca oficializado de la hipotética imposición del número tres nacional del PP, Javier Maroto, como senador territorial por la Comunidad Valenciana sustituyendo a todo un ex molt honorable como Alberto Fabra. ¡Hasta ahí podía llegar el indómito Egea!

Mientras, se ha producido una extraña guerra, increíble únicamente meses antes, por ocupar escaños de diputados provinciales. Hasta el punto de que el alcalde de Benavites, Carlos Gil, ha desautorizado la decisión del presidente de la gestora provincial (sí, en su nombramiento también gravita la sombra de Egea), Juan Ramón Adsuara, de anunciar como diputada a la primera edil de Sagunto, Paz Carceller, y ha recurrido a la Junta Electoral de Zona.

Esta última, en un pronunciamiento con dosis salomónicas, decidió convocar a los ediles del partido judicial a votar y ganó Gil. Todo un órdago al poder provincial y nacional, de rebote. Sacrilegio en otros tiempos. Ahora, desgaste para Adsuara.

Porque lo de aceptar culpas públicamente, de momento, parece que no va con García Egea. Si se equivoca, pues cambia de estrategia, aunque sea la contraria, a ver si hay más suerte. Y, mientras, tiene a todo el partido a expensas de sus vaivenes. Siempre cerniéndose sobre cualquier movimiento su sombra alargada. Y, cuando no lo hace, consigue el efecto de dar esa sensación. Para desquicio de quienes no gozan de su simpatía.