El Rey y Sánchez se cruzan en el Pardo en plena tensión por Iglesias

Felipe VI y Pedro Sánchez se han vuelto a encontrar después del polémico viaje a Bolivia en el que Pablo Iglesias dejó a un lado al monarca para aprovechar su presencia en el país para estrechar lazos con los líderes latinosamericános afines, posar con el puño en alto, proclamar sus ideas republicanas y firmar un manifiesto en contra de la "ultraderecha".

Lo han hecho en el acto de conmemoración del 75º aniversario de la constitución de las Naciones Unidas que se ha celebrado en el Palacio de El Pardo, bajo la presidencia de Felipe VI y en la que han estado presentes tanto en el propio palacio como a través de videoconferencia, varios representantes internacionales de todo el mundo.

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 En ella, el Rey ha afirmado que sin las Naciones Unidas, "el mundo no sería lo que es hoy", aunque  ha afirmado que "queda mucho camino por recorrer y la ONU sigue siendo tan indispensable hoy como lo ha sido con cada uno de estos hitos que jalonan su historia".

Además, el presidente del Gobierno ha presentado la iniciativa "Juntos por un multilateralismo reforzado", apostando por una mayor cooperación internacional, ya que tras la pandemia "no podemos desembocar en una normalidad idéntica sino de reconstruir un mundo mas verde, más inclusivo y mas sostenible. Es la hora del feminismo", ha asegurado Sánchez.

Además, ha apostado por conseguir un mundo más pacífico, más justo, más inclusivo y más sostenible, utilizando las "herramientas para actuar unidos" y tejer "una sólida arquitectura multilateral basada en la lucha contra las injusticias".

Toda una declaración de intenciones que llega después del último desencuentro entre el Rey e Iglesias este fin de semana, ya que el vicepresidente aprovechó su visita a Bolivia para asistir a la toma de posesión del nuevo presidente, Luis Arce, para mantener un encuentro con los candidatos de izquierda a las elecciones presidenciales de Ecuador y Perú y firmó la Declaración de la Paz, en la que sitúan al "golpismo de la ultraderecha" como la principal amenaza de la democracia y la paz social.

La única que levantó la voz en el seno del Gobierno ante el intento de Iglesias de imponer su propia agenda al Rey, fue el habitual 'verso suelto' del Ejecutivo, la ministra de Defensa, Margarita Robles, que desvinculó las actividades "particulares" de Iglesias del "objetivo del viaje" a Bolivia.

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 Algo que desde el PP no están dispuestos a creer y que han titaldo de "tomadura de pelo". De hecho, el portavoz nacional del PP, José Luis Martínez-Almeida, ha asegurado que "el problema es que, de verdad, no pueden decir que lo que hace Pablo Iglesias es al margen del Gobierno. Es surrealista que vendan que un vicepresidente vaya a Bolivia, firme un documento grotesco, opacando un tanto al Rey, y dicen que no tiene nada que ver con el Gobierno", ha lanzado.

Martínez-Almeida considera que los españoles merecen "más rigor, más respeto", y que "les dirán en un momento basta".

Pero ahora, y sin que Sánchez se haya manifestado al respecto de la actitud de Iglesias, el presidente del Gobierno se ha vuelto a ver las caras con el monarca en un acto institucional con una clara proyección internacional en el que intenta "promover el multilateralismo", mientras que su vicepresidente apovecha un viaje de estado solo para estrechar lazos con sus afines.