| 16 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Sánchez conversa con Cifuentes con rostro serio.
Sánchez conversa con Cifuentes con rostro serio.

Un extraño malentendido agrava la gran tragedia de Pedro Sánchez

El hundimiento del PSOE tiene desconcertado al PP. Y preocupado. A los populares les interesa un PSOE fuerte; o mejor dicho: un PSOE más fuerte que Ciudadanos, que quede como segunda fuerza.

| Ana Isabel Martín España

"Hasta que no se demuestre lo contrario es el líder del principal partido de la oposición", reiteró Mariano Rajoy el sábado en La Sexta Noche para justificar su debate televisivo -el lunes 14- contra Pedro Sánchez. Sólo contra Pedro Sánchez.

Por más que el presidente intenta echarle un cable en beneficio del bipartidismo, manteniendo al secretario general del PSOE como único rival con opciones de llegar a La Moncloa a pesar de que Albert Rivera le supera en varias encuestas, éste no se deja. Está empeñado en hundirse a sí mismo y a su partido en las elecciones del 20 de diciembre.

Lo último de Sánchez ha sido ofrecer a CiudadanosPodemos un pacto anti PP que, visto su nulo éxito, este domingo se apresuró a retirar. Haciéndose el ofendido además, no había más que ver su sobreactuación en el Congreso, insistiendo una y otra vez en los corrillos en que la prensa había malinterpretado sus palabras y en que él sólo hablaba de llegar a un acuerdo siempre y cuando obtuviera un voto más que el PP. Extraño malentendido.

Sánchez ha llamado a algunos periodistas quejándose del trato recibido por la prensa 

Ay, la prensa que tantos disgustos le da a Sánchez. Tal es así que en las últimas semanas el socialista se ha dedicado a llamar a algunos periodistas influyentes recriminándoles sus columnas afiladas y su tono poco condescendiente con él. Cree que hay una especie de conspiración en su contra. La culpa es de todos menos suya. Claro que como además pierda el debate ante Rajoy no va a tener excusa tras la que esconderse.  

La triple tragedia de Sánchez y por extensión del PSOE es que la España de centro, la que da y quita elecciones, le ha abandonado. Sumado a que no ha tocado fondo (una encuesta de ABC situaba al PSOE únicamente por delante de Ciudadanos en Andalucía y Extremadura) y a que no es percibido como el voto del cambio por los que quieren un cambio. Lo saben los socialistas. De hecho su eslogan de campaña es Un futuro para la mayoría. Nada de "cambio", no sería creíble. 

El PP, preocupado 

El hundimiento del PSOE tiene desconcertado al PP. Y preocupado. A los populares les interesa un PSOE fuerte; o mejor dicho: un PSOE más fuerte que Ciudadanos, que quede como segunda fuerza a cierta distancia de la tercera.

Hasta hace semanas no querían creerse que Rivera pudiera acabar por delante de Sánchez, decían en Génova 13 que sus encuestas internas no reflejaban tal cosa. Ahora, por contra, el propio Rajoy reconoce -lo hizo este domingo en un corrillo- que segundo puede ser cualquiera. Incluido Pablo Iglesias. Aunque a él, al líder de Podemos, es al que más le está costando penetrar en las circunscripciones pequeñas, una de las grandes claves de estas elecciones.

De momento, todos están a la expectativa. Y guardándose las espaldas, por más que en el Congreso se saludaran unos a otros educadamente. "No te puedes fiar de ninguno de los tres", se lamentaba Soraya Sáenz de Santamaría en una conversación informal, aludiendo a Sánchez, Rivera e Iglesias.

El PP no se fía de que el PSOE, C's y Podemos no vayan a intentar un pacto de tres; el PSOE está convencido de que los populares ya tienen medio cocinado un acuerdo con Rivera; y éste está seguro de que populares y socialistas han puesto en marcha una operación para "salvar al soldado Sánchez". Ni en el juego del Cluedo hay tantos sospechosos.