| 16 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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El tren del progreso: más que un futuro inmediato

"Los fabricantes, centros logísticos e intermediarios del comercio deben convertirse en agentes flexibles que den una respuesta rápida a las necesidades inmediatas del consumidor digital".

| Salvador Puigdengolas* Edición Valencia

Mucho oímos hablar de la necesidad de definir planes de acción o de establecer iniciativas como el Plan Estratégico de la Industria Valenciana, el Plan de Seguridad Industrial, los Planes Sectoriales, la Agenda 4.0 o la Estrategia RIIS3 de la Comunitat, que tanto están costando de arrancar y que fueron impulsados por los agentes sociales como la Federación Empresarial Metalúrgica Valenciana (Femeval), la Federación de Empresarios del Metal de la Provincia de Alicante (Fempa), la Asociación Valenciana de Entidades de Inspección (ASEIVAL), UGT-PV, CCOO-PV, la Confederación Empresarial Valenciana (CEV) y  el Consejo de Cámaras, encontrándose, además y entre estos, el Colegio Oficial de Ingenieros Industriales de la Comunitat Valenciana (COIICV).

Proyectos que no deben ser definidos como uno sólo y sí considerados en un todo, unidos solidariamente a ese proyecto europeo de ferrocarril Rhin-Ródano-Mediterráneo, conocido como Corredor Mediterráneo, que nos podría permitir, a través de 3.500 km de vías, desarrollar en la Comunitat una economía sostenible, de progreso tanto desde un aspecto social como medioambiental, ya que el transporte por ferrocarril está considerado como un modelo sostenible y respetuoso con el medioambiente, así como energéticamente eficiente.

Debemos ser capaces de hacer virar esa España radial a una España circular, en donde los centros industriales fabriles y de logística de la Comunitat Valenciana, a través de una conexión ferroviaria de los ejes portuarios del mediterráneo, no sólo nos conecte con Europa, sino que, a su vez, nos conecte con la cornisa Cantábrica y con el Atlántico a través de Portugal, resultando una salida rápida de productos y mercancías, así como de tránsito de personas.

Como datos indicar que sólo en nuestra Comunitat, al sector de la automoción le corresponde un volumen del 25,9% de las exportaciones, un 18,5% de la venta exterior se corresponde con productos agroalimentarios, y, desde los puertos de nuestra Comunitat, tienen salida productos de sectores como el de las semimanufacturas no químicas, productos cerámicos y metalúrgicos principalmente, teniendo, el 63,1% de las exportaciones de la Comunitat Valenciana y como clientes, a países de la Unión Europea.

Pero no sólo hay que verlo como una mejora de la economía de la Comunitat, la ejecución de esa infraestructura potenciará el papel de España como plataforma logística internacional, contribuyendo al crecimiento del comercio exterior y a la reducción del saldo negativo de nuestra balanza comercial que, según datos de la base de datos de ICEX,  con datos proporcionados por el Departamento de Aduanas e II.EE. de la AEAT, en el periodo enero-septiembre de 2017 presentaba un déficit comercial de 18.561,5 millones de euros.

Además, debemos ser capaces de ver más allá del presente inmediato en la definición de ese modelo de economía sostenible que precisamos, y más si cabe cuando nos enfrentamos a un reto global, el de la transformación digital de nuestra sociedad, en general, y de nuestra industria, en particular, si queremos llegar competir en igualdad y de manera eficiente en ese mercado global abierto 24 horas al día y 365 días al año.

Mercado que está virando a lo digital y en el que más del 50% de la población mundial está presente a través de internet,  con más de tres mil setecientos millones de cuentas de correo electrónico y un total de doscientos sesenta y nueve mil millones de correos enviados cada día en el 2017.

Actualmente, los usuarios digitales empleamos más de ocho mil millones de dispositivos móviles activos y, en el Internet de las Cosas (IOT), coexisten unos veinte mil millones de dispositivos interconectados, con proyección de alcanzar, en breve, los cincuenta mil millones.

Hoy en día, una gran parte de los consumidores somos digitales, debiendo asimilar nuestra sociedad y nuestra industria los cambios que esto significa. Los fabricantes, centros logísticos e intermediarios del comercio deben convertirse en agentes flexibles que den una respuesta rápida a las necesidades inmediatas del consumidor digital, con el fin de ser competitivos, reduciendo los procesos de comercialización y acortando los ciclos de desarrollo de productos y de transporte de productos y mercancías.

Y para eso, necesitamos del compromiso del sector público de nuestra Comunitat y de toda nuestra clase política en particular. Tenemos la más que imperiosa necesidad de potenciar e implementar la I+D+i, como presente inmediato, que no es una opción sino una obligación, complementando el deber como sociedad, si queremos competir y ser competitivos en este mercado global, de industrializar y transformar digitalmente nuestra comunidad.

Necesitamos la construcción de hubs tecnológicos y redes de comunicación, con escalabilidad, largo alcance, conectividad bidireccional y muy alta capacidad, pero sin olvidarnos de los sistemas de protección de las mismas. Hubs y redes que deben estar diseñadas para abarcar el máximo número de dispositivos y establecer comunicaciones bidireccionales con todo tipo de periféricos.

Gran reto que debe suponer la transformación de nuestra sociedad, de nuestra industria y, por tanto, de nuestra economía hacia un progreso sostenible con creación de empleo estable y de calidad, tal como vino a demandar Felipe VI en su discurso navideño, basado en el conocimiento técnico, la versatilidad y unas aptitudes técnicas y sociales que hagan que las trabajadoras y los trabajadores tengan su presente y futuro laboral en nuestra Comunitat Valenciana.

 (*) Vicedecano del Colegio Oficial de Ingenieros Industriales de la Comunitat Valenciana (COIICV) y Presidente de la Demarcación de Valencia