| 18 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Arrimadas y Domenech, en uno de los debates del 21-D.
Arrimadas y Domenech, en uno de los debates del 21-D.

La primera fase de la "Operación Arrimadas" desata un motín masivo en Podemos

La constitución del Parlament y la elección de su nuevo presidente ha provocado el último incendio en el partido morado. Y los críticos van a dar la batalla contra su debilitado líder.

| Javier Ruiz de Vergara España

"En esto las cuentas sí que dan, estamos en manos de Pablo Iglesias. Solo habrá que ver cual es su voluntad política", aseguran a ESdiario fuentes de Ciudadanos.

Y es que la primera fase de la Operación Arrimadas llama a la puerta de la nueva política catalana surgida de las urnas del 21-D y va a obligar a Podemos a adoptar una decisión crucial. Tan crucial que ya ha comenzado a movilizar a un importante sector del partido morado dispuesto a amotinarse contra su líder, constatado su fracaso incontestable en Cataluña.

Esta primera fase de esa Operación Arrimadas tiene una fecha y un nombre: el 17 de enero es el día. El hombre, José María Espejo-Saavedra, exvicepresidente de la Mesa del Parlament y presidenciable de Ciudadanos para la nueva legislatura.

Las cuentas a las que se refieren las fuentes de la formación naranja a este diario se dirigen a una posible mayoría constitucionalista para la elección de los miembros de la Mesa que regirá la Cámara catalana los próximos cuatro años. Ciudadanos, PSC y PP -con la obligada complicidad de los Comunes- podrían llevar a la Presidencia al primer presidente no nacionalista del Parlament. Solo hace falta la ausencia de cinco parlamentarios independentistas.

Un importante sector de Podemos es partidario de facilitar a Ciudadanos la presidencia del Parlament frente al criterio de Iglesias.

Y esas cuentas dan ya que a esa sesión constituyente van a faltar seguro cinco diputados -Puigdemont y sus cuatro exconsellers fugados en Bélgica- y podría ser que otros tres más, Oriol Junqueras, Joaquín Forn y Jordi Sánchez, encarcelados en la prisión de Estremera. El futuro del exvicepresidente lo va a resolver este mismo jueves el magistrado del Tribunal Supremo, Pablo Llarena.

La propia Inés Arrimadas ha asegurado este miércoles que "lo más urgente" es lograr la Presidencia del Parlament para su formación o impedir que los independentistas revaliden su mayoría en la Mesa de la Cámara catalana. "Todo lo que hemos visto en la legislatura pasada ha sido posible porque la presidenta del Parlament no era la presidenta del Parlament, sino la presidenta de la ANC y la delegada de Puigdemont", ha explicado.

Y, por ello, Arrimadas propone un pacto entre los grupos no independentistas, también con CatECP de Colau, Iglesias y Domenech, para impedir que JuntsxCat y ERC sumen cuatro de los siete miembros de la Mesa "para que no se repitan las barbaridades de la legislatura pasada"

Forcadell ha trasladado a su entorno su negativa a revalidar la presidencia para evitar perjudicar aún más su futuro penal. A su derecha, Espejo-Saaevedra, de Ciudadanos.

 

Y la decisión de Podemos está ya sometida a debate entre los principales dirigentes del partido. El sector afín a Íñigo Errejón y Carolina Bescansa, y algunos dirigentes territoriales son partidarios de facilitar la Presidencia del Parlament a Ciudadanos. Entre estos dirigentes figura la líder de Podemos en Andalucía, Teresa Rodríguez.

Este sector considera que esta estrategia sería la "oportunidad" para que Podemos se "reconcilie" con una mayoría de sus bases, indignada por la estrategia de Pablo Iglesias en Cataluña. Iglesias y su entorno más cercano siguen en su posición de "no dar al constitucionalismo ni agua". Pero sus críticos están dispuestos a dar esta vez la batalla hasta el motín.

Las elecciones municipales y autonómicas están en el horizonte cercano -mayo del próximo año- y entonces no estará en juego la supervivencia de Iglesias y los suyos. Estará en discusión los sueldos y los cargos de miles de dirigentes y militantes del partido morado.

Causa mayor. Por eso, a partir de ahora, se augura una batalla interna más cruenta aún. El primer precio: una abstención en el pleno del Parlament el próximo día 17.