| 16 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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La ´medalla del deber´que se ganó en Godella

Durante la Guerra Civil, hasta 3 academias militares se establecieron en esta localidad valenciana, convirtiéndola en el verdadero epicentro de la formación del Ejército de la II República

| Juanjo Crespo * Edición Valencia

Al inicio de la Guerra Civil el ejército republicano se había quedado sin posibilidad de seguir formando ingenieros militares. La academia se encontraba en Segovia –donde había triunfado el alzamiento- y la República no podía afrontar un conflicto durante mucho tiempo con esa carencia.
De manera casi inmediata, el gobierno ordenó crear la Academia de Ingenieros y Transmisiones en Madrid, pensando en un valenciano, el teniente coronel Gustavo Montaud Noguerol, como su director. Había sido ayudante personal del presidente Alcalá Zamora, por lo que no había duda de su lealtad. Fue ascendido a coronel y encargado de montar la Academia en Madrid.
El coronel Montaud trabajó rápido, pero las tropas que rodeaban la capital tampoco descansaban. Los cuarteles de Retamares -donde se estaba diseñando la Academia- pronto se convirtieron en un campo de batalla y su director decidió el traslado a los cuarteles de la localidad valenciana de Godella.
El Diario Oficial de la República 248, de 25 de noviembre de 1936, estableció la creación de las Escuelas Populares de Guerra, recibiendo la de Godella el número 4 como Academia de Zapadores y de Transmisiones. Meses después, éstas se separarían compartiendo las mismas instalaciones con los números Escuela de Guerra nº 4 (sólo para Zapadores) y nº 5 (para Transmisiones).


Además, la base de Cuatro Vientos (Madrid) donde se encontraba la Escuela de Mecánicos del Ejército del Aire de la República también quedó inhabilitada debido a los combates, así que el gobierno decidió aprovechar el establecimiento de estas nuevas academias para llevarse a Godella la formación de los mecánicos del aire.
Esta decisión de poner bajo las órdenes de Montaud a los especialistas en aviación no fue casual. Varios años atrás, en la década de 1920, el entonces capitán Montaud era uno de los oficiales ingenieros más acostumbrado a trabajar con la incipiente aviación militar española, al ser capitán “observador” y ayudar a preparar el desembarco de Alhucemas (aunque luego no podría participar al caer enfermo y ser hospitalizado en Melilla días antes de la acción).
Los Montaud eran hijos de una familia militar valenciana y los dos siempre habían destacado por ser unos auténticos visionarios. Su hermano, el también coronel de Ingenieros Alberto Montaud Noguerol diseñó y dirigió la construcción del “cinturón de hierro” en la defensa de Bilbao y fue nombrado Ingeniero Jefe del Ejército de Euskadi por el mismísimo lehendakari Aguirre.

Los Montaud eran hijos de una familia militar valenciana y los dos siempre habían destacado por ser unos auténticos visionarios


Al caer el frente del norte, el lehendakari huyó a Francia siendo acompañado por todo su Estado Mayor, entre ellos el coronel Alberto Montaud. Tras unos días en Francia, Aguirre trasladó a su equipo su intención –y la orden- de volver a la península a seguir la guerra.
El lehendakari fue el primero en volver, pero su “Ingeniero Jefe” decidió quedarse en Francia, hecho por el cual fue expulsado del ejército por el Gobierno de la República.
Su hermano, el otro coronel, Gustavo Montaud Noguerol, permaneció en Godella, en su puesto, poniendo en marcha el auténtico centro de referencia de los ingenieros y mecánicos militares del ejército de la República.
Oficiales de telégrafos y de radio, mandos de distintas especialidades de ingenieros, de zapadores y de construcciones militares, suboficiales mecánicos de aviación.... fueron miles los alumnos que en aquella triple academia se formaron.
No puede entenderse, por ejemplo, el esfuerzo en aviación que realizó la República en la Batalla de Teruel sin poner en valor los mecánicos que en Godella se formaron y que fueron utilizados durante la ofensiva.
Y en lo relativo a la formación de ingenieros zapadores y de transmisiones del ejército de tierra de la República, estudios oficiales publicados por la actual Academia de Ingenieros nos hablan de casi 1.500 oficiales formados en Godella.
Fue, sin duda, el centro de formación de referencia del ejército. Quizás no tanto por el número de alumnos, pero sí por su especialización y cualidades técnicas.
Gracias al éxito de aquel proyecto que tuvo que nacer a la carrera, huyendo de los combates de Madrid, el gobierno de la República concedió al coronel Gustavo Montaud una de las recompensas más valiosas: la “Medalla del Deber”. Poco antes de caer Valencia, se exilió a Francia para nunca volver.


Acabada la guerra, los únicos cuarteles que quedaron en Godella fueron los talleres y depósitos del "Parque de Artillería" que poco a poco cayeron en desuso. Varios años después, a principios de los 80, se estableció en aquella misma localidad el Club de Suboficiales de la plaza militar de Valencia, que continúa hoy en día con el nombre de "Centro Deportivo  Sociocultural Militar Reina Sofía", donde se reúnen suboficiales con sus familias y amigos.

Los retirados se juntan con sus viejos compañeros de armas a recordar viejos tiempos. Los más jóvenes practican deportes entre risas, leen en su biblioteca y en verano disfrutan de la piscina.
Allí puede verse a dos hermanos pequeños. Quizás alguno de ellos, o los dos como los Montaud, decida seguir los pasos de su padre y ser militar.


Curioso lo de aquellos hermanos: Alberto fue amnistiado por Franco y en los años 60 volvió a la casa familiar de Venta del Moro en la provincia de Valencia donde vivió plácidamente sus últimos días. Gustavo permaneció en su puesto en Godella hasta el final de la guerra, lo que le valió morir en el exilio. Uno llevaba en el pecho la medalla del deber, el otro no.
Ahora mismo un padre acaba su café en el club de Godella mientras observa a sus hijos jugando a los soldados. No sabe si quiere que sean militares o no. Da igual lo que quiera. Serán lo que tengan que ser. El padre sólo espera que si alguna vez van a la guerra, la empiecen y la acaben juntos. Y en el mismo bando, claro.

 *Experto en Seguridad y Geoestrategia.