| 27 de Marzo de 2024 Director Antonio Martín Beaumont

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La importancia del trabajo en equipo

El trabajo en equipo es una forma preventiva de parar situaciones que pueden darnos después muchos dolores de cabeza

| Enrique Arrúe Edición Valencia

Hace escasamente una semana me comentaron unos compañeros policías de un ayuntamiento pequeño lo importante que es trabajar en equipo, y eso va más allá del propio grupo de referencia, es decir, trabajar al unísono con otros departamentos y organizarse debidamente. 

Eso es posible cuando no hay obstáculos en el camino, la envidia, los celos profesionales, las arbitrariedades o los grupos radicales no existen, porque el objetivo común es ayudar y hacer el trabajo lo mejor que uno pueda. El respeto mutuo de todos estos trabajadores.

Deciros que sin el apoyo de los responsables es imposible hacer nada, ya que, seguramente la iniciativa de algunos morirá pronto, al no tener el respaldo de la superioridad.

Suele ocurrir en todas partes que las personas se dividen en grupos, es como el Gran Hermano laboral, donde cada persona defiende sus colores, sus opiniones, incluso por encima del sentido común de lo que es correcto.

Por lo tanto, unos y otros discutirán por cualquier cosa, quejas constantes de lo mal que va todo, reproches constantes a otros compañeros y muchísimas críticas a aquellos que intentan hacer su trabajo, que claro, no está bien hacer cosas nuevas.

Entre unas opiniones u otras, “la casa sin barrer” en el propio núcleo de tu actividad laboral. Entonces ocurren los fallos, es decir, dentro de la desidia general, y de la profunda crítica a los demás no se mueve ni el tato, por lo tanto la eficacia es cero, al igual que los datos estadísticos positivos. No existen, pero no importa. Nadie es realmente necesario en la administración.

No digo que fuera fácil organizar grupos cuando se presentan tantísimas complicaciones internas, diversidad de opiniones, y preocupaciones sobre todo personales, para decirlo más claramente “el egoísmo”.

Cada individuo busca un bienestar o una ventaja sobre el resto, todos quieren ser líderes, seres imprescindibles, notoriedad y respeto, todos quieren marcharse a lugares donde se cobra más, ventajas y más ventajas.

Nadie dice que eso sea malo, lo que ocurre es que la finalidad básica, la principal, desaparece, que es trabajar donde te encuentras. A nadie le interesa cómo va el día a día en el lugar donde se encuentra, e incluso la gente positiva llega a “infectarse del virus de la negatividad”, ese que se propaga tan rápidamente y que deja KO a una toda una plantilla.

Ya os digo que la semana pasada me comentaron unos compañeros un tema interesante, una iniciativa de una compañera policía, María, que harta de la incomprensión general, tuvo la idea de trabajar con los servicios sociales de su ayuntamiento y empezar a colaborar con ellos en aquellos casos en los que se tiene que actuar rápidamente, en esos que luego sorprenden a la opinión pública en la prensa y en la televisión, casos de cierta relevancia.

Obviamente tenía la aprobación, la ayuda y el apoyo del superior jerárquico que pronto se interesó en que la actividad continuase y mejorase (Algunos son inteligentes, a otros les trae sin cuidado).

Como decíamos antes, el trabajo en equipo es una forma preventiva de parar situaciones que pueden darnos después muchos dolores de cabeza. Además de tener información de primera mano para poder trabajar, también incide en la preparación de los policías a los que se forma en aquellas materias que desarrollan no solo para ampliar sus conocimientos, sino para mejorarlos.

Todo es una cadena de consecuencias que determina el trabajo bien hecho. Si la actividad funciona se consolida, de forma que los agentes se especializan en otros campos interesantes. Por otro lado tendremos a los llamados “ladradores de veneno”, aquellos que ladran, ladran, ladran y que parecen tener la rabia solo porque hay personas que aprovechan el tiempo, en vez de criticar a sus compañeros cuando los criticados no están delante (lo típico). Escupidores de veneno.

Hay algo que siempre voy a criticar con voz muy alta, no me parece justo que un “delegado de personal” que nace de un sindicato, solicite sus días sindicales mensuales en fines de semana o festivos como norma general, con la excusa de que “pierde mucho tiempo”.

Que el sindicato sea la excusa para que esos delegados pidan esos días en sábados y domingos, y que cada mes repitan sábado y domingo de una forma sistemática, mientras que el resto de sus compañeros van a trabajar y asumen lo que ocurre en su municipio. Me parece que es tener una cara dura impresionante, me parece que no tienen ningún respeto, ni moral, ni ética suficiente, y que son personas que “aprovechan ese cargo para sus intereses personales”, para estar en casa tocándose las narices, mientras sus compañeros están en el trabajo, asumiendo sus obligaciones como policías locales cuando más trabajo hay. Estos desde luego no son un referente para trabajar en equipo, sino al contrario, muestra su lado ególatra. Detéctalos y no te dejes engañar.

Dar la enhorabuena a esos compañeros que pueden y quieren trabajar, que les apoyan en su trabajo, que se perfeccionan satisfactoriamente y que ese espíritu e ímpetu les sirva para ampliar sus conocimientos, para mejorarse a sí mismos y que puedan servir a la sociedad siendo poco a poco unos magníficos profesionales y unas personas honradas. Simplemente por sentirse útiles, por sentirse bien.

*Oficial de Policía Local y Grupo EmeDdona