| 27 de Marzo de 2024 Director Antonio Martín Beaumont

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Castillo de Arteaga, Vizcaya.
Castillo de Arteaga, Vizcaya.

6 castillos para dormir a cuerpo de rey sin salir de España

Estas fortalezas convertidas en hoteles de lujo son perfectas para una escapada. Para vivir con privilegios ya no es necesario título. Basta con reservar uno de sus aposentos.

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Te presentamos seis fincas preciosas donde el tiempo se ha detenido. Si siempre soñaste con dormir entre algodones como una auténtico príncipe o una bella princesa, esta es tu oportunidad.

1. Castillo de Arteaga (Vizcaya)

Su torreón neogótico inspirado en la arquitectura francesa domina el paisaje sobre la ría de Gernika. Fue Eugenia de Montijo, esposa del emperador Napoleón III, quién decidió convertirlo en residencia imperial en el año 1856 para agradecer el nombramiento de su hijo como vizcaíno originario. En la actualidad es el único hotel de Euskadi que pertenece a la prestigiosa guía Relais&Chateaux. Está situado en plena reserva de la Biosfera de Urdaibai y cuenta con catorce habitaciones que aún conservan sus características originales.  

 

2. Cap Rocat (Mallorca)

 

Es una antigua fortaleza militar situada en la zona más privada de la bahía de Palma de Mallorca. El arquitecto Antonio Obrador fue el encargado de restaurarla respetando la riqueza patrimonial y natural de la zona, ya que forma parte de una reserva marina y de aves. Un escondite de cinco estrellas en un entorno inigualable donde el descanso es una prioridad. Las suites Doble Fortaleza ofrecen la experiencia más cercana a lo que significa alojarse en una ciudadela fortificada. Una espectacular piscina de agua salada situada sobre una de las murallas completa este conjunto del que nunca querrás marcharte. 

 

 

3. Castillo de Jarandilla de la Vera (Cáceres)

Sus paredes de piedra alojaron a varias figuras históricas incluido el emperador Carlos V mucho antes de convertirse en un Parador Nacional. Localizado en el centro del vergel de La Vera y el Tiétar, vio pasar los siglos rodeado de lagos y bosques de castaños y robledales. Es un espacio ideal para quienes disfrutan del sol y la tranquilidad. La decoración mantuvo su toque medieval y los olivos y naranjos que alegraban el patio de armas. 

 

4. Residencial Real Castillo Curiel (Valladolid)

Es un castillo medieval cargado de historia en plena Ribera del Duero. Documentado desde el siglo XI, fue propiedad de varios reyes castellano-leoneses como Fernando III "El Santo", Alfonso X "El Sabio" o Pedro I "El Cruel". Durante casi dos siglos fue prisión de nobles y reyes y sus murallas resistieron la reconquista al Islam del valle del Duero. Situado a 927 metros de altura, resultó prácticamente inexpugnable durante varios siglos. Hoy se ha convertido en un lujoso hotel que cuenta con 23 suites con piscina y solarium en las almenas. Sus rutas enoturísticas son uno de los mayores reclamos a solo cuatro kilómetros de Peñafiel donde se encuentra, entre otras, la sede de la bodega Protos

 

5. Parador de Olite (Navarra)

Sus vidrieras, arcadas y otros elementos propios del Medievo destacan en su interior. Este palacio constituye uno de los ejemplos más importantes del gótico civil de Navarra y uno de los más notables de Europa. Sus centenarios muros de piedra te aseguran lujo y majestuosidad a partes iguales. El ambiente recrea tan bien el siglo XV que te sentirás dentro de tu propio castillo.

 

 

6. Castillo del Buen Amor (Salamanca)

Cuenta la leyenda popular que esta fortaleza militar del siglo XI asumió el nombre de Castillo-Palacio del Buen Amor al convertirse en propiedad del Arzobispo de Santiago Don Alfonso de Fonseca y su amante Doña María de Ulloa. Sus muros de 5 metros de ancho, su impresionante torre del homenaje y su foso de 15 metros de ancho lo convierten en un edificio único en España. Su decoración tiene una clara influencia árabe que se manifiesta en el estilo mudéjar de sus sillerías y los azulejos. La Gran Suite Feudal se localiza en la antigua torre con techos de seis metros de altura y una bañera junto al tocador que completa el romanticismo de esta habitación propia de los mismísimos Reyes Católicos. Su mayor secreto es un pasadizo de piedra original que lleva directamente a los torreones.