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La visita del Papa en los juzgados, Consell contra Consell

| Redacción Valencia Edición Valencia

El pleno del Consell aprobará la personación de la Generalitat en la causa judicial que investiga contratos presuntamente irregulares en la visita del Papa Benedicto XVI a València, para que el dinero "vuelva a donde nunca tenía que haber salido".

Así lo ha anunciado el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, en la sesión de control en las Corts en respuesta a la pregunta del portavoz de Compromís, Fran Ferri, que le ha pedido la valoración que hace el Consell de "la investigación judicial por corrupción en la organización de la visita del Papa" Benedicto XVI a València.

Este caso está siendo investigado por el juzgado de Instrucción número 5 de Valencia, que instruye desde 2016 presuntas irregularidades en las contrataciones de la Fundación V Encuentro Mundial de las Familias.

El juzgado llamará a declarar en calidad de investigados al expresidente de la Generalitat Valenciana Francisco Camps; al obispo auxiliar de València Esteban Escudero; al exvicepresidente Víctor Campos; y al expresidente de las Corts Juan Cotino, entre otros.

Puig ha señalado que lo ocurrido en esta visita "no es más que un capítulo de un manual de corrupción que se instaló en esta tierra", pero supone además "uno de los episodios más lamentables" porque además del "uso y abuso" de los instrumentos de la Generalitat a través de Vaersa, Cacsa o Canal 9, y la "herida económica, que fue de 22 millones de euros gastados sin procedimiento y competencia", provocó un daño "terrible" a la reputación de los valencianos.

Puig ha agregado: "Es el momento que ejemplifica el peor comportamiento que he visto en un gobierno democrático en la historia de la democracia española", en referencia a la actitud del Consell de entonces respecto del accidente de Metro de pocos días antes.

Por su parte Fran Ferri ha aseverado que en 2006, año preelectoral, el PP solamente buscaba "perpetuarse en el poder" y la visita del pontífice "no se vivió como un acto religioso, se organizó como un gran evento".

Esa "obsesión por la grandeza", ha relatado, llevó "al altar más grande del mundo, la fila de urinarios más grande del mundo" y es un ejemplo, desde el punto de vista católico, "del peor pecado de todos, el de la vanidad".