| 19 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Sánchez, antes del debate en Ferraz (EP)
Sánchez, antes del debate en Ferraz (EP)

Un análisis psicológico de Pedro

La psicóloga Pilar Enjamio analiza el perfil piscológico de los candidatos del PSOE y se detiene en Sánchez, en quien divisa el llamado 'síndrome de Hubris', la enfermedad del poder.

| Pilar Enjamio (*) Opinión

No hay atisbo de sinceridad y armonía en ninguno de los candidatos sino más bien toxicidad y enfrentamientos .

Unos se culpan a los otros ante la carencia de un proyecto político claro y convincente. Lo más anécdotico es la afirmación de Susana Díaz achacando la problemática y descenso de los votos al PP, definiéndolo como tóxico e infame. 

Sánchez es un ejemplo de síndrome de Hubris: su narcisismo le aleja de cualquier posibilidad de éxito

Sin embargo, la toxicidad se observa en las conductas de quien no reconoce sus propios errores y busca un chivo expiatorio a sus problemas en los demás.

El declive de un partido y unas siglas PSOE vino con Pedro Sánchez, un perfecto ejemplo del síndrome de Hubris, que en el aspecto psicológico rayan en la paranoia, aunque aquí nos referimos a lo sociológico y es más conocido como la "enfermedad del poder".

Fantasía de poder, sin importar a costa de que o de quién. Más allá de la ética y el bienestar común, no existe el razonamiento. Solo una obsesión o idea fija que es el poder o liderazgo.

Por decirlo en lenguaje coloquial, sería un sabelotodo que rechaza cualquier opinión no sea la suya y su egoísmo creyéndose el protagonista de todas las películas y el Mesías salvará al mundo y a la sociedad.

 

 

La idea del rival vencido es patológica y denota traumas y complejos pasados. En varias fases de su vida nunca fue el número uno sino por la renuncia de otros .Esa es la raíz de su complejo y ansiedad que crea la obsesión y ritualización de imágenes, donde ya se ve y se está imaginando lo que no es. Narcisismo, protagonismo, impulsividad, superioridad, prepotencia... 

El poder, en estas personalidades, crea una adicción o dependencia como las drogas y traerá como consecuencia el descalabro de su propio partido. Una cosa es la realidad y otra la utopía, la fantasía, la quimera. Fantasía, el cuento de la lechera; desequilibrio entre lo realizable y lo irrealizable. Pedro, el fantástico, navega en el espejismo de la obsesión y la irrealidad. 

Un partido se resquebraja y corre el riesgo de desaparición y peligra la unidad de España y el bienestar de los españoles. Líderes sensatos, cabales, dialogantes, con capacidad de pactos y consideración a otras opiniones. Eso sería garantía de éxito y en una personalidad narcisista es totalmente imposible.

(*) Pilar Enjamio es psicóloga