| 19 de Marzo de 2024 Director Antonio Martín Beaumont

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Hamilton llega a 92 y Sainz lidera un Gran Premio

El Gran Premio de Portugal dejó la 92ª victoria de Hamilton, ya más que nadie y el sexto puesto de Sainz, que lideró la carrera en unas primeras vueltas inolvidables.

| Miguel Queipo Deportes

No era un espejismo. Carlos Sainz lideraba el GP de Portugal de Fórmula 1 en la primera vuelta, y ahí se mantuvo durante unos pocos giros más. En la pista estaban los veinte monoplazas de la parrilla y sólo Checo Pérez había tenido un toque. El hijo del Matador, con su papaya inglesa, veía a todo el mundo por retrovisor de su McLare mientras cuatro gotas habían convertido el circuito de Portimao en una pista de hielo a la que sólo las manos de seda de este madrileño dispuesto a hacer historia lograron domesticar.

Dejó de llover, la realidad se impuso y ésta es tozuda: ganó Hamilton, 92 victorias ya, más que nadie desde que se inició esta especialidad deportiva, con Bottas segundo. Verstappen, esta vez a dos universos de los Mercedes, cerró el podio mientras Sainz acabó sexto.

Esas primeras vueltas en Portimao aparecen ya con letras de oro en el currículo deportivo de Carlos Sainz. Cada día mejor piloto, más hecho, más veloz, más sereno y más consciente de sus fortalezas y debilidades. Se dio la largada al GP de Portugal, Carlos arrancaba sexto. Y antes de pasar por meta, se había ventilado al pésimo Albon, a Pérez (tras un toque con Verstappen), al holandés volador, a Hamilton y a Bottas. Primero, Sainz. Unas pocas gotas de lluvia mostraron al mundo de lo que es capaz este madrileño cuando las fuerzas entre los monoplazas se igualan debido al líquido elemento.

 Chispeó durante dos vueltas, y en apenas seis más la realidad de la carrera devolvió a Sainz a su lugar natural. Bottas lideraba tras haber superado a un timorato Hamilton, luego llegó Verstappen, más tarde Leclerc con un Ferrari que al fin parecía galopar… Los problemas de neumáticos, horribles Pirelli blandos, provocaron un mix que dejaba claro que dado que en cuanto Hamilton superó a Bottas a causa de los problemas rarunos que se le aparecen siempre a él y nunca al vecino de box la carrera estaba decidida, el tomate estaría en el duelo Ocon, Ricciardo, Pérez, Gasly y Sainz por el quinto puesto, Norris fuera de combate por la embestida de un descontrolado Stroll que gracias al apoyo desmedido de su padre es el Torito Bravo de la parrilla.

 La suerte estaba echada: Hamilton lideraba con diez segundos sobre Bottas, éste le sacaba cuarenta segundos a Verstappen. El holandés, otros treinta a Leclerc… Y muy lejos, todos los demás, pegándose palos por todos lados, compitiendo por cada milésima de segundo y cada milímetro de asfalto mientras los cuatro de arriba fueron los únicos que acabaron las 66 vueltas al precioso trazado luso, el resto con un giro perdido como poco.

Sainz acabó sexto, tras adelantar a Pérez en la última vuelta y no poder con Gasly. Pero el día en que Hamilton pasó a la historia de la Fórmula 1 por batir el récord de victorias de Michael Schumacher, un madrileño decidió comenzar a escribir sus mejores páginas. Como diría Fernando Alonso (mediocre Renault esta vez), The Best Is Yet to Come. Lo mejor está por llegar. Y llegará.