| 18 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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El ‘paraíso’ que dominan con mano de hierro los “jefes” de Guardiola

Sin elecciones democráticas, bajo una monarquía absoluta y restringidas todas las libertades públicas, pero enriquecidos por el petróleo y el gas. Así es la vida en los Emiratos Árabes.

| Manuel Villa Opinión

 “Cada país decide por sí mismo como quiere vivir”, ha respondido Pep Guardiola cuando le preguntaron por el propietario del Manchester City, el jeque de Emiratos Árabes Unidos (EUA), Mansour bin Zayed Al-Nahyan, muy criticado por no respetar los derechos humanos. Es evidente que el entrenador catalán,  al que las autoridades del fútbol inglés han expedientado por lucir el lazo amarillo de apoyo a los independentistas encarcelados, quiso echar balones fuera en su respuesta. Porque no debe ser un buen trago para todo un defensor de la libertad de los pueblos como él, ser el empleado (millonario, eso sí, pues su nomina asciende a 20 millones de euros) de un régimen como el que domina los Emiratos, donde no hay ciudadanos sino más bien súbditos que no deciden casi nada.

El ‘paraíso’ de donde proceden los jefes (y el dinero) es una federación de siete pequeños reinos, siendo los más conocidos Abu Dabi y Dubai. Se trata de uno de los países más ricos del mundo, merced a sus grandes reservas de petróleo y gas natural, lo que ha propiciado inversiones fastuosas tanto en la modernización de sus ciudades e infraestructuras, como en bienes y propiedades del extranjero.

 

La liga emiratí está regulada por un régimen medieval que señala cada cierto tiempo a uno de sus siete emires como presidente del conjunto; y el designado gobierna en formato monarquía absoluta. No existen, pues, las elecciones democráticas periódicas, y los tres poderes -el ejecutivo, el legislativo y el judicial- están en manos del llamado Consejo Supremo de los Emires. 

Aunque las leyes de los Emiratos declaran que el poder judicial es independiente, los integrantes del Tribunal Supremo son nombrados por el Consejo de los Emires, y se pliegan a sus indicaciones y mandatos. Los derecho de asociación y de expresión no existen de hecho ya que los jueces recurren a una interpretación retorcida e interesada de las leyes antiterroristas, dando lugar a sentencias arbitrarias e incluso a episodios de tortura con detenidos y condenados.

La mujer, sometida al padre y el marido

La prensa también está sometida a un severo control y en cuestiones como el trato a la mujer y a los trabajadores extranjeros, las prácticas de las autoridades han recibido toda clase de críticas internacionales. En el caso de la mujer, aunque pueden desempeñar trabajos y funciones que en otros países musulmanes no se consienten, son los maridos o las familias las que imponen sus criterios. Y la mayoría de las violaciones y abusos quedan impunes.

Los Emiratos viven bajo un régimen medieval que señala cada cierto tiempo a uno de sus 7 emires como presidente del conjunto; y el designado gobierna en modo monarquía absoluta

E igual de abusivo es el régimen establecido para los trabajadores, a muchos de los cuales se les retiene el pasaporte para que no dejen su puesto o se cambien a otra empresa; o reciben su salario en función de  la nacionalidad, el sexo, la edad y la y no en consideración a su experiencia o sus cualificaciones.

En defensa de los Emiratos, se suele señalar que no llega al nivel del control asfixiante y teocrático de Arabia Saudí, y que existe un reparto más o menos equitativo de su riqueza entre sus súbditos, así como un interés en la prosperidad y la promoción internacional del país. Pero la represión más que la libertad impera en todos los órdenes de la vida interna de los Emiratos.

Y también dicta su política exterior, al menos con sus vecinos. Así, en alianza con el régimen saudí, los EUA intervienen en la guerra civil de Yemen, ostentando parte de la responsabilidad de la que ha sido calificada por la ONU como la “peor crisis humanitaria del globo”; y en el bloqueo al emirato de Qatar, al que en su día incluso contempló invadir con un ejército de mercenarios de la compañía norteamericana Blackwater.