Herrera avergüenza a Évole, Nierga y Julia Otero por su “amistad" con Lanza

Carlos Herrera comenzaba su comentario editorial del jueves, a las 8 de la mañana, con algo poco habitual: cedía tres minutos de su tiempo a entrevistar a María Rosa, la mujer del Guardia Urbano de Barcelona que Rodrigo Lanza dejó tetrapléjico tras golpearle con una piedra durante un desalojo de su movimiento okupa. Lanza ha sido detenido ahora como presunto autor de la muerte de Víctor Laínez, el exlegionario al que golpeó hasta la muerte por llevar unos tirantes con la bandera de España.

 Pero tras el estremecedor testimonio de María Rosa, llegaba el repaso a la actualidad informativa del día, sección que comparte con Herrera antes de la tertulia el periodista Santiago González. González recordaba la “gloria” que al presunto asesino le habían dado algunos políticos (entre ellos Pablo Iglesias o Ada Colau) tras la brutal agresión al policía barcelonés. Pero instantes después prestaba atención a los medios de comunicación y no iba a ser precisamente corporativista. Así, decía González en Herrera en COPE, “también el periodismo brilló con luz propia”, decía irónicamente para posteriormente realizar un brutal recorrido por la hemeroteca.

“Jordi Évole publicó en El Periódico, el 19 de enero de 2015, una columna de denuncia ‘Ciutat Morta, o como la mierda flota’. Gemma Nierga, en Hoy por Hoy, entrevistó a Rodrigo Lanza y a su madre guionista. Una semana después, Julia Otero, el 26 de enero, dedicó al caso un programa inolvidable con los mismos protagonistas".

Pero al palo vergonzante y para la reflexión de los afamados comunicadores mencionados llegaba al final de la intervención de este jueves de Santi González, con un Carlos Herrera en silencio, cuando sentenciaba: con todo lo peor es que no se les ha visto el propósito de enmienda; ninguno de los citados ha revisado su entusiasmo por el citado documental ni por las falsedades que contiene”.

Para rematar la faena, Salvador Sostres –colaborador y contertulio habitual en COPE- se quejaba a Carlos Herrera que “el documental que se hizo sirvió para criminalizar a la Guardia Urbana y al propio agente y para durante un tiempo glorificar tanto al asesino, agresor, ahora asesino, como sus compañeros de andanzas eran considerados héroes, eran considerados poco menos que los libertadores, los dignificadores de mi ciudad”. Herrera zanjaba con tono resignado: “pues así son las cosas chicos”.

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