| 28 de Marzo de 2024 Director Antonio Martín Beaumont

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¿Qué le ha pasado a Feijóo?

El presidente de la Xunta podía haber agotado la legislatura en Galicia y encabezar al PP en España una vez estaba claro que Sánchez no convocaría elecciones hasta 2020. ¿Por qué renunció?

| Javier Rodríguez Opinión

Alberto Núñez Feijóo llevaba meses sugiriendo que, llegado el momento, sí que aspiraría a suceder a su paisano Mariano Rajoy. Lo dijo claramente, hace escasas semanas, en una controvertida entrevista con Jordi Évole de la que no salió muy bien parado pero le dio la ocasión de confirmar sus aspiraciones: entonces era muy bueno que un presidente autonómico llegara a La Moncloa y, dijo, sería "contradictorio" afirmar eso y luego no dar el paso.

Pero no lo dio. En contra de todas las previsiones, prácticamente unánimes, Feijóo se ha echado para atrás en el último momento, cuando todo el PP y buena parte de la sociedad española daba por hecho que el sustituto de un gallego alto y con gafas sería otro gallego alto y con gafas más joven.

Los gallegos estaban cubiertos: el fin de su mandato casi coincidía con las Generales de 2020

Su explicación no varía la perplejidad por su renuncia: se debe a los gallegos, dijo, con los que tiene un compromiso electoral refrendado en las urnas, con mayoría absoluta, en 2016. Antes de aquella fecha ya tuvo dudas de si presentarse  y todo el mundo entendió, empezando por él mismo, que sería su última vez. Y arrasó.

Ahí surge el problema o la duda. ¿Por qué alguien que no se quiere presentar más en su tierra renuncia a la carrera prometida si además los plazos le sonríen? Cuando haya Elecciones Generales, hacia el verano de 2020 si se agota la legislatura como quiere Pedro Sánchez; el mandato en Galicia de Núñez Feijóo estará a punto de expirar: los comicios gallegos se celebraron un 25 de septiembre de 2016 y, con el verano por delante, la legislatura autonómica habrá terminado en la práctica cuando su presidente estuviera preparando la campaña de las Generales.

El precedente Cospedal

Es decir, podía haber dado el salto a la presidencia del PP sin abandonar  a los gallegos hasta casi el último día y simultanear desde ahora hasta entonces ambas responsabilidades. Tiene un ejemplo bien cerca de que ello es posible e. incluso, rentable: María Dolores de Cospedal fue a la vez presidenta de Castilla-La Mancha entre 2011 y 2015 y secretaria general del PP, y no le pasó ninguna factura. En los comicios de 2015, de hecho, revalidó la victoria autonómica, aunque un polémico acuerdo entre el PSOE y Podemos le dio la presidencia al perdedor García-Page.

 

Feijóo, en un mitin en Galicia en 2009: desde entonces, no ha dejado de 'bajar' a Madrid para cincelar una imagen nacional que ahora desecha por sorpresa

 

¿Qué ha pasado entonces? ¿Cuál es la razón de la súbita despedida de Feijóo? Nadie da con la respuesta, aunque hay teorías para todos los gustos, con dos especialmente extendidas. El gallego no quería participar en una lucha interna, aspiraba a una especie de aclamación que le colocara en el centro de la pista sin polémicas.

La falta de aclamación o las viejas amistades aparecen como razones de fondo para su renuncia

Y eso no ha ocurrido. De ser así, la historia reciente encuentra un precedente en otro partido: Susana Díaz buscaba eso, cuando Rubalcaba se retiró, y al no lograrlo dio un paso atrás y puso a un desconocido Pedro Sánchez. El resto ya es historia.

La otra tesis tiene que ver con la única controversia conocida en Feijóo: su antigua amistad con Marcial Dorado en los años 90, cuando éste no era tan célebre ni había sido condenado aún por blanqueo de capitales procedente del narcotráfico. Otra persona de su entorno, el empresario 'Pachi' Lucas, también podía ser un punto débil: aparecía mencionado en la 'Operación Zeta' contra el fraude con los cursos de formación, pero su caso fue archivado judicialmente.

 

Feijóo lleva años cultivando su imagen en Madrid, adonde acude habitualmente para destacar su perfil nacional sin quemarse en la hoguera de la actualidad diaria. Acumula tres mayorías absolutas, tiene un perfil de eficacia claro desde sus tiempos en Correos y su discurso, nada radical, enlaza con amplias capas sociales.

¿Una última sorpresa?

Y sin embargo, el viaje iniciado por él mismo se ha parado antes de llegar a una meta que parecía suya. Y nadie sabe, del todo, cuál es la razón real. Una última teoría queda abierta, pero parece improbable: que alguien presida ahora el PP, en los tiempos de cólera, y que cuando llegue el momento él sea el candidato contra Sánchez. Sería, de nuevo, un sorpresón.