Ussía destruye a la mujer de Sánchez con un consejo demoledor para Begoña Gómez

Mira que se está hablando en las últimas horas del afán de protagonismo de la esposa de Pedro Sánchez. Begoña Gómez se ha convertido en la comidilla en los mentideros políticos y no podía faltar uno de sus más ilustres detractores a la hora de dar su opinión.

Alfonso Ussía se queda a gusto en su columna de La Razón recordando como quien no quiere la cosa que "a los que se cuelan en las fiestas, en la alta sociedad de Río de Janeiro los llaman "penetras", y socialmente son muy prestigiosos. Entre las "penetras" de París, como no podía ser de otra manera, estaba ella".

Recuerda Ussía que "en los actos de celebración del centenario de la Gran Guerra, festejados en París, el Rey ha sido recibido con especial afecto y consideración por el Presidente de la República Francesa, Emmanuel Macron. La Reina Letizia no le acompañó, porque como se ha recordado desde La Zarzuela, "se trataba de un acto para Jefes de Estado o de Gobierno", sin consortes de uno y otro sexo". 

Es por eso que Begoña Gómez "no pintaba nada ahí, pero esta mujer está convencida de su importancia institucional. Es la novia en la boda, la niña en el bautizo y la muerta en el entierro con tal de dejar su sello. Es la "penetra" por excelencia. Y de allí, a las Américas, donde nada se le ha perdido porque su trabajo (lleva ya dos mensualidades generosamente remuneradas", consiste en colaborar con el desarrollo de África".

Por eso le da un consejo: "Hay que trabajar más, doña Begoña, y dejarse de ceremonias ajenas a sus responsabilidades". Y encima el acto "no resultó divertido, y si no lo creen pregunten al Rey de Marruecos, Mohamed VI, que se durmió en tres momentos de su transcurso".

No fue Begoña la única que se coló, también lo hizo "Melania Trump, pero no es asunto de mi incumbencia. Si algún ciudadano de los Estados Unidos se cree obligado a criticar su presencia, que lo haga libremente. A mí, plin, que bastante tengo con la nuestra".

El periodista insiste en que a los que se cuelan en los festolines "se les nota de lejos que se han acoplado sin invitación al jolgorio o el aburrimiento ceremonial. Colarse produce mucha tensión, pero la nuestra lo hace divinamente, y sin perder la sonrisa".