| 26 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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El PSOE y Podemos ya discuten en público por problemas que no saben gestionar

La política migratoria, objeto de demagogia habitual en la izquierda, estimula el primer enfrentamiento de ambos socios y retrata sus profundas contradicciones cuando gobiernan,

| ESdiario Editorial

 

 

Que apenas un mes después de arrancar los dos socios de Gobierno hayan tenido que emitir un comunicado conjunto sobre cómo gestionarán la inmigración y cómo la adaptarán a las exigencias legales de la Unión Europea resulta llamativo.

Es el primer indicio de una tensión que irá creciendo a medida que las decisiones más incómodas se vayan aplicando, en cualquier materia. Ésta es especialmente delicada: Europa impone una Ley de Asilo más duro para los que quieren acogerse a ella y sus tribunales acaban de avalar las “devoluciones en caliente”.

E incluso el propio Gobierno ha decidido, por su cuenta, elevar un 30% la altura de las vallas de Ceuta y Melilla. La inmigración, que bien gestionada siempre es una oportunidad, es una patata caliente ahora para Sánchez y un desafío para Iglesias.

 

 

Para el primero, supone su enésimo viraje desde la demagogia del Open Arms y la tarjeta sanitaria universal a la gestión de un conflicto con puntos tan delicados como la frontera con África o la compatibilidad de las políticas españolas con las de Francia y Alemania.

El segundo, por su parte, ha empezado a conocer la dieta de sapo típica de un gobernante y forma parte de un Gobierno que, mientras presumía de valores y se los negaba a todos los demás, ha elevado durante los últimos meses las expulsiones de inmigrantes en aviones fletados por el Ministerio del Interior.

 

Lo cierto es que, como en tantas otras cosas, el Gobierno hace una cosa y dice la contraria o a la inversa; demostrando a cada paso  cómo la gestión de los problemas está siempre subordinada a su utilización política: sean los inmigrantes, las mujeres o los desfavorecidos, PSOE y Podemos anteponen su estrategia electoral a sus obligaciones institucionales. Aunque luego la realidad les desborde y sus contradicciones les retraten.